Capitulo 12 - Frank

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Dormíamos tranquilamente, incluso creo recordar que estaba teniendo un sueño agradable, Lidia y yo paseábamos de la mano sobre un prado verde, no hay muchos prados verdes en el yelmo, por eso sabía que era un sueño.

Noté un pinchazo en mi brazo, era Frank.

Tenía una jeringuilla y un par de botes de sangre, se apoyaba sobre mí para evitar que me moviera y sacar las dosis.

Z: Quítate de encima Frank! - le dije gritando justo antes de empujarle.

Frank se golpeó contra la pared que daba a la habitación de Melody y cayó al suelo de la misma.

Alguien tocó a la puerta poco después.

M: Chicos estáis bien? - dijo preocupada.

Z: Entra Melody - Dije dando un golpe al botón que abría la puerta.

M: Frank! Que has hecho?

F: Lo que me pidió el emperador - dijo dolorido mientras me daba una carta con el sello del refugio y la firma del emperador.

En pocas palabras la carta decía que si realmente teníamos esas habilidades especiales éramos los candidatos perfectos para el próximo experimento y que quería una prueba de mi sangre.

Z: Asqueroso mal parido... - dije mientras arrugaba la carta y la tiraba con rabia al suelo.

Z: Frank, a dónde tenías que llevar las pruebas y como entro - le dije agarrando su cuello con rabia.

F: En la enfermería, hay una escotilla oculta debajo de la camilla número 9, necesitas esto - Me dijo con la voz entrecortada mientras me daba su tarjeta.

L: Zero, no puedes ir solo... - dijo preocupada mientras acariciaba mi rostro.

Z: Necesito que cuides de Melody y vigiles a Frank, no se que está haciendo el Emperador ahí abajo pero voy a acabar con ello.

Miré a Melody y la vi atemorizada, tenía miedo sabiendo que la pasaría si acabábamos con los planes del Emperador y se enteraba de que nos había ayudado.

Z: Te vendrás con nosotros y abandonaras este refugio vale? En Olimpia cuidarán de ti - dije a Melody mirándola a los ojos.

Si unas cuantas vueltas por los pasillos, y eran exactamente iguales que los de mi refugio, asique sabía perfectamente a dónde tenía que ir para llegar a la enfermería, entre sin muchos problemas gracias a mi rapidez y sigilo y abrí la escotilla para bajar.

Nadie nace preparado para ver lo que tuve que ver yo en aquel momento.

Era una sala enorme con unos 5 metros de altura y ocupaba prácticamente todo el subsuelo del refugio.

La sala estaba llena de montañas de cadáveres, algunos enteros a otros les faltaban algunas partes. Eran cadáveres de piel abrasada por el sol y de algunos Necrohumanos. Esos cadáveres no eran habitantes fallecidos del refugio.

¿Salían a cazar personas? Y todo para experimentar con ellas, que clase de ogro haría algo así.

Me moví con sigilo por la sala hasta queconseguí ver al Emperador, con un buzo anti radiación.

Un hombre atado a una camilla, le extrajo 10 botes de sangre y esa sangre la metía en una especie  de depuradora que se mezclaba con otros tipos de sangre.

No sabía que es lo que buscaba el Emperador hasta que lo vi más tarde.

Ahí estaban los 5 jóvenes que habían agredido a Lidia, atados a la camilla con los ojos saludos de las órbitas, escupiendo espuma blanca por la boca y con las venas tan marcadas que parecía que les iban a explotar.

El doctor cogió una jeringuilla de la mezcla hecha en la depuradora anteriormente y la inyectó en el cuello de uno de ellos.

No logró aguantarlo, y tras una larga agonía su cuerpo entro en calma y su corazón dejo de latir.

T: Mierda, pensaba que había conseguido la dosis perfecta - dijo hablando para el solo.

El resto de jóvenes suplicaban entre lágrimas y gritos que les dejara marchar.

En ese momento lo tuve claro, no se por que lo izo y para que quería hacerlo, pero el Emperador quería crear el ADN perfecto. ¿Quizás yo nací así? ¿Por eso no tengo familia? ¿Soy el experimento de un demente como el Emperador?.

No era momento de pensar en eso, era momento de actuar.

Z: Se te acabo el juego - Grite desde las sombras.

T: Quién eres? Que haces aquí? Déjate ver? - gritó asustado.

Salí de las sombras y me puse enfrente de el a unos 10 metros.

Z: ¿Esto es lo que sois? ¿Asesinos? Tan difícil es vivir y dejar vivir?

T: Que fácil es decir eso con tus habilidades - El emperador dejó de parecer el hombre cuerdo que era y empezó a hablar como un desequilibrado.

T: Solo busco la perfección, juntar lo mejor del ADN de los refugiados con lo mejor del ADN de las personas del Yelmo, crear el espécimen perfecto. Con tu sangre será muy fácil, solo tienes que dejarme analizarla, hacerte unas pruebas, no te haré daño - me dijo con los ojos perdidos.

En ese mismo momento me fijé en unas gotas de sangre que había en su cuello, y de una jeringuilla que tenía en el bolsillo que sobresalía de el.

No sabía que era, peri algo se había inyectado.

Z: Deja de decir tonterías, suenas como un loco, dije acercándome a el poco a poco. No existe el especimen perfecto... ésta no es la manera de conseguir que el mundo vuelva a ser lo que era.

T: Bobadas bobadas bobadas, dame tu sangre o me encargaré yo mismo que tu amiguita azul, lamente haber nacido - Dijo con una sonrisa diabólica.

Estaba a la vista que el Emperador no sabía de lo que yo era capaz, y eso me beneficiaba.

El emperador saco una pistola mientras me preocupa en mirar a mi alrededor si exigían más peligros.

Cuando le volví a mirar ya había disparado, y como me pasó en la gasolinera con aquel lobo furioso, el tiempo se paró durante unos segundos en mi mente, los suficientes para esquivar la bala y que mi instinto depredador saliera a las luz.

Lo poco que recuerdo es mis garras más largas que nunca atravesando el cuerpo del Emperador sin apenas esfuerzo.

No me daba miedo que encontrarme en el yelmo, lo que más miedo me daba es en lo que me estaba convirtiendo.

La Luz del Sol Where stories live. Discover now