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Los días que habían pasado Jinyoung pudo conocer a sus compañeros, Yugyeom con su gran inteligencia pudo deslumbrarlo momentáneamente, Kumpimook y su cabello rojo, sus tácticas impresionantes y su largo historial de casos conclusos en el área de violaciones. Pero Jaebeom, él era quien más trabajo le costaba descifrar, intentaba acercarse para poder apoyar pero él solo lo alejaba, haciendo que solo se dirigiera a Wonho o alguno de sus compañeros para darles su impresión, por supuesto se dispusieron atrapar a aquel hombre antes de que cometiera otro asesinato. Un hombre de cincuenta años que lo motivaba sexualmente el cómo las mujeres pedían auxilio.

Jinyoung llegó cinco minutos tarde. No le pareció excesivo, pero no podía permitirse tardar. Le gustaba ser puntual, por lo que no era muy propio de él llegar tarde, así que dedujo que lo entenderían, pero no iba a permitírselo.

— Vaya, pero miren quién llegó tarde esta vez... —habló con cierto tono burlesco. Jinyoung buscó con su mirada de dónde provenía aquella y la pasó en el chico que estaba al final de la sala. — El chico que odia la impuntualidad pero es impuntual. En fin la hipocresía. —rió suavemente.

Jinyoung suspiró brevemente, no muy cómodo con la situación. — Fueron cinco minutos, y como dije tuve un inconveniente. Y para tu información es la primera vez que sucede. —firmó en la entrada de que acababa de llegar.

— Resulta que por fin tenemos todos los nombres que necesitamos y, por supuesto, los números de teléfono. —Jackson entró a comisaria y sacó de su bolsillo un trozo de papel lleno de letras y números. No es que tuviera una caligrafía envidiable, pero se podía llegar a entender. — Ese trabajo será para ti y Jaebeom los demás se irán conmigo. —salió del lugar.

Jinyoung le dedicó una mirada furibunda a Jaebeom, poco habitual en él. Ninguno de los dos se veía conforme ante la nefasta noticia, lo cual era perfectamente comprensible. Pese a que había llegado a un punto en el que no le quedaba más remedio que aprender a llevar el complejo carácter de su compañero, estaba deseoso por volver a Seul. Sin embargo, decidió mantener la calma y serenarse. Nunca se alteraba, y aquella no iba a ser la excepción.

Todos estaban fuera de la comisaria e iban de aquí y para allá y el único que se encontraba ahí era Jaebeom mismo que casi ni le hablaba; al parecer le caía mal o no entendía el por qué su actitud hacia su persona. Durante toda su estadía en Busan tomo su tiempo para observar a Jaebeom y a analizarlo a fondo, concienzudamente. Era un hombre de mal carácter, huraño. Iba con el ceño fruncido a todas partes y siempre parecía tener preparado una maldición que disparar de un momento a otro, justo en la punta de la lengua.

Se le hacía un personaje casi cómico; tan cerrado, callado y serio. Por eso es que sus compañeros ponían de su parte para sacarlo de sus casillas lo máximo posible y que explotara, mostrando así ese temperamento tan fácil de provocar.

No podía detestarlo, en serio. Incluso comenzaba a pensar que quizás su malhumorado colega ya se acostumbraba a su presencia, o quizás prefería ignorarlo diariamente antes que comenzar una absurda discusión que nunca llegaba a ninguna parte.

Mientras investigaba las noticias del nuevo ignoto encontró un proceso legal abierto y en desarrollo contra del mencionado, rápidamente ingresó a la base de datos e ingresando los datos del caso anterior encontró más información sobre el modus operandi del sujeto, mandó a imprimir dicha información con el fin de obtener nueva evidencia.

Jaebeom estaba en su oficina así que decidió dejárselo a él. Tocó la puerta para ser abierta por el pelinegro al minuto con una cara de pocos amigos.

— Aquí está todo. —le enseñó el informe y solo lo tomó de una muy mala manera.

Él miró aquellas hojas, se fue a otra sala y entrevistó a unas testigos, evidenciando el modus operandi del ignoto, después de varias tazas de café y muchos testimonios, logró apagar la grabadora y terminar con los testimonios.

— ¿Qué rayos sucede contigo? —dijo parándose frente a él, captando su atención.

— ¿Eh? —entrecerró sus ojos el pelinegro, mirándole.

— No espero ser tu amigo el primer día o incluso nunca, pero tu actitud no es la adecuada.

— No tenemos que ser amigos, solo quiero hacer mi trabajo.

— También vengo a hacer mi trabajo porque quiero o intento cambiar el mundo o por lo menos el mundo de las personas que pueden estar en peligro pero cambia tu actitud hacia mi persona. —sin darle oportunidad de que hablara.

Pasó a su oficina para tomar sus cosas y salir de ahí, listo para una noche de sueño reparador.

Hurt | JJProject [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora