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El día comenzaba bastante ajetreado, casi todo el equipo se encontraba en un caso donde estaban a punto de atrapar a un ignoto. El pasillo estaba oscuro, Jinyoung se aferró a su arma como si su alma dependiera de ello y rezó con todas sus fuerzas para que el ignoto se encontrara en la habitación en la cual iba a ingresar, pues sino toda la operación no tendría sentido alguno.

Vamos Jinyoung, no tengas miedo... tú puedes hacerlo. Su propia consciencia le daba ánimos para avanzar y no salir huyendo de ahí, estaba nervioso y no era algo que le avergonzará o le hiciera sentir mal, estaba por ver a la muerte cara a cara.

Un ruido lo hizo salir de sus pensamientos, Jaebeom, estaba a su lado apuntando con su revolver un punto del pasillo que en realidad no se había apurado a revisar.

Escucharon un ruido a sus espaldas y después todo se tornó negro.

— Quédate quieto, maldito bastardo. —sintió como la sangre se apelmazaba en su rostro; una pistola apuntaba a su cabeza mientras veía a Jaebeom desmayado delante de él. El señor Hyungjin hizo toda una matazón solo para tener al CCIC a su alcance y así cobrarse varias heridas del pasado que Taehyung, el compañero retirado de Seokjin, le provoco.

Seo Hyungjin era hombre escrupuloso, no dejaba nada sin medir y sus pasos estaban controlados, pero olvido que ellos eran un equipo nuevo donde rápidamente pudieron dar un perfil y encontrar su paradero. Eso lo descolocó un poco y lo hizo perder los cabales, matando a varias personas al azar.

Los había enviado a una trampa, hiriendo a Yugyeom, golpeando hasta el desmayo a Jaebeom y apuntándole con un arma. Seokjin no había podido venir al caso porque se había roto una pierna, así que eso lo molestó mucho más. Jinyoung solo podía oír un débil ruido blanco en su cabeza y las ideas no estaban llegando al cien por ciento. — Camina para la izquierda y no vayas a intentar nada estúpido. —hizo lo que le pidió y solo sintió un golpe en la cara que lo hizo caer de rodillas y oír la risa de satisfacción del aquel hombre. Su piel estaba tan sensible que sintió como se reventó.

Abrió los ojos con dificultad, la luz le molestaba; hacía que su cabeza pulsara y todo diera vueltas. Cerró los ojos apretándolos, para así intentar calmar el mareo y las arcadas que se venían, sentía su frente caliente y quiso llevar su mano a su cara para darse cuenta que estaba amarrado con un lazo contra una superficie de madera áspera, abrió los ojos una vez más; intentando identificar que ocurría.

Ahí se dio cuenta, estaba con la ropa ensangrentada, los brazos y pies atados y a su alrededor parecía un pequeño taller, lleno de herramientas que con facilidad podría romper su cráneo. Intentó zafarse una vez más, empezando a desesperarse hasta que le prestó atención a lo estaba en la esquina, una pequeña cámara de seguridad estaba enfocada en su dirección; donde estaba seguro que alguien lo veía.

Se quedó quieto, pensando en todo aquello que podría usar en su contra, lo que le haría ganar tiempo para así poder salir vivo de esta. Escucho pasos a la lejanía y una puerta abrirse a sus espaldas, cerró los ojos nuevamente, tratando de tranquilizar su acelerado corazón y al abrirlo tenía al ignoto, el hombre al cual estaban persiguiendo unos días atrás, por secuestro, violación y esparcir el cuerpo de las víctimas por sus vecindarios. El hombre le enseño su sonrisa tranquila, mientras se acercaba a agarrarle la cara, haciendo que Jinyoung intentara quitarse, cosa que lo congratulo porque soltó una risa escalofriante, digna de película de terror.

— Bien, señor Park. Cuénteme, ¿Qué sabe de mí? —preguntó acercando un banco pequeño de una de las mesas y sentándose frente a él, con su mirada recorriendo por su cuerpo y cara.

— Su nombre es Seo Hyungjin, es dentista, tiene cuatro hijos y un divorcio. Las cosas no salieron nada bien y se le quito el derecho de ver a sus hijos ya que su hija menor le comento a su madre que usted jugaba con mujeres en el sótano. Es metódico, organizado y paciente. Usualmente se involucra en la vida de sus pacientes hasta el grado de conocer sus horarios, asistir a eventos sociales...y matarlas. Deja sus cuerpos en el vecindario de sus víctimas para demostrar su poder, establecer un dominio y crear pánico, ya que tienen un nivel socioeconómico mejor que el suyo. —el semblante del ignoto poco a poco iba cambiando, de una sonrisa a un rostro serio y calculador.

— Muy bien Park... —se levantó del asiento donde encontraba sentado y lo pateo tan fuerte que Jinyoung tembló. El ignoto se alejó un poco acercándose a una ventana y lo último que escuchó fue como el ruido de un disparo y al mencionado desplomarse al piso. Jinyoung abrió los ojos lo más que pudo y notó a Jaebeom acercándose a él mientras su arma apuntaba al ignoto muerto en el piso.

— Excelente tiro, ¿no? —le preguntó esbozando una sonrisa con orgullo. — Justo en la cabeza y boom. —lo único que Jinyoung hizo fue reír mientras negaba y mirar como el equipo policial entraba al lugar.  

Hurt | JJProject [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora