Soulmates [Donquixote Rosinante/Corazón]

II. Alma Solitaria

Capitulo 2
Es él

Alysia miró el cielo mientras pequeños copos de nieve caían a su rostro, nuevamente su rutina de gritarle al cielo mientras lloraba horriblemente con el corazón dolorido, estaba perdiendo la vista, el sentido del gusto, la capacidad de escuchar y cada vez más cerca se precipitaba el vacío que sería su muerte.

Esa era la triste realidad de quienes no tenían alma gemela, perderían todos son sentidos, sintiendo un dolor agonizante por todo su cuerpo y morirían miserablemente, la edad máxima de las personas para vivir sin alma gemela era hasta los dieciséis.

Y ella ya tenía veintiséis.

Alysia había marcado varios récords en su vida, podría decirse que era un prodigio ya que quería destacarse lo más posible por si alguien alguna vez podría amarla, para que su otra mitad se sintiese orgullosa de ella, no importaba si era hombre o mujer, si era mayor o menor, solo quería encontrar a su otra mitad desesperadamente, incluso si sabía que no tenía una.

—¿Por qué...? —preguntó mientras lágrimas calientes caían por su rostro afligido.

Alysia era la mujer más alta del mundo midiendo 2,85cm, la mejor diseñadora de ropa en parejas y tenía el cuerpo que todas las modelos envidiarían, era hermosa como una rosa, con labios regordetes pintados de un carmesí vibrante, uñas escarlatas, vibrantes ojos dorados, cabellos oscuros como la mismísima noche y una cara que parecía tan dulce si no escucharas el veneno que goteaba por su lengua y los insultos que harían temblar incluso a los marineros.

Nuevamente estiró los brazos dejando que sus lágrimas fluyesen, como si esa fuese la respuesta a sus plegarias, como si del cielo fuese a caer su alma gemela o, aunque sea un rayo de esperanza que la haría no rendirse de una buena vez por todas, ya estaba cansada de todo, ¿debería...?

Un quejido escapó de los labios de la mujer y miró en shock como enfrente de ella había caído alguien, tenía un sombrero tan resplandeciente y un vibrante cabello rubio que la dejó sin aliento, tenía un abrigo de plumas negras que le cubrían casi completamente dejando apenas visible un pantalón blanco y zapatos negros.

La mujer abrió y cerró los ojos mientras sus lágrimas seguían cayendo y miraba a la persona enfrente a ella. Temblorosa acercó sus manos mientras se podría el labio y lágrimas más gruesas que antes caían por sus ojos, se sentía tan cálida por primera vez en su vida, se sentía feliz, extasiada e incluso emocionada.

Justo en el momento en que vio el rostro del hombre su respiración se cortó, si bien el hombre tenía sangre recorriendo su rostro, estaba sucio y tenía un maquillaje barato, su corazón no pudo evitar dar un latido mientras sentía como si todo el tiempo se hubiera detenido.

—¡Idiota! ¡Llama al médico de la casa y que no se demore más de cinco minutos en venir! —gritó la azabache viendo como un hombre de seguridad agarraba bruscamente el brazo del hombre lastimado y ella lo mataba con la mirada haciendo que el hombre temblase en su lugar y diese un paso atrás.

—¿Qué sucede hermanita? ¿Alguien te atacó? ¿Quién es ese? —preguntaron atropelladamente sus hermanos mayores y ella los miró con una tierna sonrisa y las mejillas espolvoreadas de rosa, sus ojos estaban brillantes y levemente rojos en los bordes por su anterior llanto.

—Es él... es mi alma gemela —susurró con una alegría tan pura que sus hermanos se congelaron mirando una expresión tan hermosa en el hosco rostro de su hermanita.