Soulmates [Donquixote Rosinante/Corazón]

IX. Dos almas

Capítulo 9
Torpeza

Rosinante miró todo a su alrededor sorprendido, todo era tan nuevo y genial, nunca se imaginó todas las cosas que había en este nuevo mundo en el que estaba, lo malo es que no vio una piedrita en el camino y se cayó llevándose a la chica con él, haciendo que ambos estuvieran besando el suelo.

Alysia se sonrojó hasta las orejas al sentir el cuerpo masculino sobre el suyo, no le importaba el dolor que sintió su carne, ¡Ella estaba impresionada por lo que sentía debajo de la delgada camisa del hombre! Sentía claramente un abdomen marcado y duro presionando contra su espalda, junto con algo entre sus glúteos, las piernas del hombre estaban rodeando las suyas y la respiración agitada del rubio chocaba contra su nuca, ¡Que alguien la sacara de abajo o no resistía a sus pensamientos impuros!

El rubio, avergonzado, se levantó rápidamente y ayudó a la chica a levantarse, lo que no esperó es que el tacón se doblase y la chica volviese a llevarlo directo al suelo, solo que esta vez su rostro cayó en algo blando. La azabache se volvió a sonrojar y agradeció a los cielos el hecho de que su tacón se haya roto, ¿Qué demonios importaba si era la primera vez que utilizaba ese hermoso zapato? ¡Ese zapato había actuado como cupido!

El hombre se quedó en blanco al sentir las piernas de la chica rodear su cintura y los brazos de ella llevarlo más a sus pechos mientras besos caían en su cabellera rubia, ¡Demonios! No se podría levantar si tenía a la chica rodeando sus caderas con esas exquisitas piernas. Viendo que ella no se iba a levantar por si misma, el hombre se separó lentamente del pecho de la chica ¡Y vaya sorpresa fue la que sintió cuando la mujer le besó en los labios!

Rápidamente el levantó su torso con el rostro sonrojado, obligando a la chica separar sus labios con los de él, ¡Lo que no esperó fue que un gemido salió de los labios de la mujer! Entonces cayó en cuenta que ella seguía con las piernas enrolladas en sus caderas y por el movimiento brusco le había dado un empujón con sus caderas.

Dios santo, Rosinante quería que la tierra se lo tragase completamente.

Aprovechando el despiste del hombre, la mujer aprovechó para darle otro besito rápido en los labios, haciendo que el hombre quedara completamente sonrojado y abochornado, ya ni siquiera sabía que quería hacer.... ¿Y si mejor se fundía con su pomposo abrigo de plumas negras? Sonaba tan buen plan en ese momento, era una lástima que eso fuese imposible y tuviera que soportar la carga de haber hecho lo que hizo.

En el transcurso del día, la mujer se dio cuenta de lo torpe que podía ser su alma gemela, lo que provocaba que estuviese preocupada por él a cada milisegundo y lo sobre cuidara mucho, ¡Ni siquiera sabía como consiguió prenderse fuego a si mismo al encender un cigarro! Oh dios, fue un completo espectáculo ya que la chica tuvo que correr hacia el jardinero con lágrimas en los ojos y arrebatarle la manguera para mojarle el hermoso abrigo de plumas del hombre el cual le sonrió apenado y culpable.