Capitulo 26

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La chica sonrió, eso solo hizo enfurecer a Bakugo, ya comenzaba a perder el efecto ya podía ver sus rasgos faciales, llevo su mano a donde se supone estarían sus senos, los sintió, tomo uno y lo arranco, la chica gritaba y se retorcía del dolor, no la dejaría ir, por su culpa Izuku lo odiaba y por su culpa él estaba en peligro.

—¿Quién te envió?

—D- Dabi... Quiere al ángel—La mandíbula de Bakugo estaba tan tensa que parecía que se estrellarían sus dientes en cualquier instante.

—¡¿Qué más sabes?! ¡HABLA MALDITA! ¡¿DÓNDE ESTA DABI?!

—¡Ya!... No sé, no se...Por favor ¡Ggggh! —Bakugo metió casi todo el puño en la boca de la chica.

—Entonces ya no me sirves.

Le arranco la quijada, Himiko ya no pudo gritar, con eso se había ido su tráquea, y aun miraba con desesperación rogando que el demonio se detuviera, en su vida pensó que Dabi era un ser de temer, cuando este le platico de Bakugo no creyó que fuese peor que él, se equivocó, la vida se le escapaba de las manos todo por seguir las ordenes de alguien que nunca realmente la amo, y de alguna manera lo último que deseo antes de morir sin despegar la mirada de aquella tan imponente, fue que encontraran a Dabi y que también pagara por haberla enviado a su muerte.

Kirishima buscaba con desesperación, no los veía, su corazón no dejaba de palpitar y su mirada no lograba enfocar a todos los que pasaban por ahí, la ciudad era bulliciosa.

—¡Denki! ¡Midoriya! —Gritaba yendo de un lado a otro, los demonios solo lo miraban un poco desconcertados—. No puede ser.... No, no, no.

Corría de un lado a otro, no podía regresar a buscar a Bakugo necesitaba encontrar a su ángel, y a Izuku.

—¡Denki! Disculpen, disculpen— Kirishima detuvo a un grupo de demonios jóvenes que pasaba por ahí—. No han visto a un demonio rubio, sus cuernos van hacia atrás y en su cabello se forma un curioso rayo de color negro, estaba junto a otro chico de cabello verde, estaba llorando

Los chicos se miraban unos a otros, negaban con tristeza, veían la desesperación del demonio.

—Cabello verde—Comento una chica, tenía cuatro cuernos y un ojo era de color rojo, el otro era azul.

—¡Si! Uno de ellos tiene cabello verde y el rostro lleno de pecas.

—Puede que sea un error, pero mire a un chico de cabellera verde, no puse mucha atención, pero vi que entro al callejón de ahí—Señalo a un callejón a una cuadra.

Kirishima les agradeció y salió volando, cuando estaba por llegar se topó con Bakugo.

—¡Kirishima! ¡¿Dónde están?! —Bakugo miro el rostro de su amigo, no podía estar más desesperado.

—No se—Voló sin prestarle mucha atención, llego al callejón no había nada.

—¡¿Como que no sabes?! No puede ser ¡IZUKU! ¡IZU...

—Bakugo—Kirishima tenía los ojos llenos de lágrimas, apunto a algo que estaba tirado en el suelo.

Bakugo se acercó con rapidez y lo levanto, sus dientes crujieron con ira y apretó con fuerza su mochila negra, aquella que Izuku había pedido prestada para cargar los sándwiches que le había dado su madre, la reconoció de inmediato, estaba rota de un lado, alguien debió haberlo jalado.

—Maldita sea ¡MALDITA SEA! —Bakugo se sostenía la cabeza con desesperación, mientras Kirishima solo se inclinó y se sostuvo de sus rodillas, sentía que vomitaría de la ansiedad que estaba presentando en este momento—. Tenemos que buscar a Dabi, ese hijo de perra debe saber dónde están.

Corazón de Ángel Where stories live. Discover now