~ 02 ~

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Jungkook vivía en el mismísimo paraíso.

Si lograba evadir todas sus dudas sobre cómo y por qué estaba allí, era el paraíso. El en Nuevo Mundo nunca hubo accidente de tren, así que él no estuvo allí y lógicamente nada extraordinario ocurrió aquel Lunes.

Poco después de saber que salía con el amor de su vida, supo que era un pésimo estudiante y que, a diferencia del Mundo Viejo, estaba a poco de perder el semestre. Se sorprendió de sí mismo al notar su bajo rendimiento académico. Acudía dos veces por semana a clases de apoyo con un profesor particular, tenía que entregar trabajos extra y en su salón no era demasiado apreciado por sus compañeros.

Conoció a Jimin en una asignatura que compartían en común, y se enamoró de él a primera vista. El tiempo les permitió conocerse a partir del día en el que tuvieron que trabajar juntos para Introducción a los Métodos Computacionales. Desde allí, todo fue historia.

Jungkook estaba feliz de saber que Jimin no estaba saliendo con otra persona. Era suyo, completamente suyo. Se preguntó si aquello había sido consecuencia directa de los pensamientos que manifestó con firmeza segundos antes de que se acercara a Seokjin. También era extraño que no hubiese registros sobre el castaño dentro de sus nuevos recuerdos.

Lo que más le perturbaba era no saber nada sobre Taehyung.

Quizás su mejor amigo no-mejor amigo estaba en algún lugar de la ciudad viviendo pacíficamente justo como él. 

Su aspecto casi no había cambiado, a excepción del color de su cabello, dejando atrás el negro para lucir un color castaño claro. Se preguntó si además de Jimin y él, alguien más se vería diferente.

Martes, 20:09 PM

Con la mochila en la espalda y un ritmo acelerado estaba de camino al hogar de su novio. Todavía le resultaba increíble que Jimin se hubiera fijado en él, si eso sucedía en un Mundo Nuevo, ¿podía ocurrir en el original?

No era la primera vez que Kook visitaba al mayor, sin embargo, era la primera vez que lo haría siendo plenamente consciente de todo lo que había ocurrido. Tenía que actuar con naturalidad. Por fortuna, el Nuevo Mundo fue benévolo y le concedió recuerdos para que pudiese adaptarse mejor, hasta en eso había tenido suerte. 

Suerte. Jungkook no estaba seguro de si aquello había sido un golpe de suerte, o si existía alguien capaz de crear un Mundo Nuevo a partir de sus más firmes pensamientos. ¿Era él alguna clase de Deidad?

Jungkook trataba de adecuarse a la Nueva Realidad sin pensar demasiado en cómo había sucedido, o en si terminaría pronto. Es decir, había alterado algo, ¿cierto?. Seguramente eso tendría consecuencias, pero no estaba seguro de cuales.

Llegó a la casa de Jimin y se plantó en la puerta con duda. Suspiró hondo y finalmente golpeó. Pocos segundos después, vio a su novio.

—Bienvenido —dijo el mayor apenas abrió. Sin más, se acercó a Jungkook y le dio un beso rápido.

Kook carraspeó intentando no avergonzarse, le costaba adaptarse al contacto físico espontáneo que mantenía con él.

—Woa... —expresó con asombro cuando vio que la mesa del comedor estaba servida. Había velas y una botella en una cubeta con hielo y un paño blanco alrededor. Las copas vacías se veían relucientes, al igual que el mantel.

Jimin además había apagado las luces y colocó música suave, muy similar al jazz que Jungkook escuchó el día anterior en su departamento.

—Hace bastante no cenábamos en casa —respondió Jimin, con aire de orgullo—. Vamos, ven —le tomó una mano y lo guió hacia su asiento.

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