Cuatro

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Alicaído y con la mejilla apoyada sobre ambos brazos, Naruto miraba el paisaje a través de la ventana. El denso follaje se expandía varias hectáreas en derredor a la torre hokage. Algunas aves surcaban el firmamento, planeando cerca del vitral en que él se encontraba. Asimismo, la esplendorosa vista le permitía ver al menos una cuarta parte de la infraestructura que constituía la villa.

A esa altura, los aldeanos parecían pequeñas hormigas desplazandose de un lado al otro, ocupadas en sus labores vespertinas, pero sobretodas las cosas, libres.

-Ah...- Naruto suspiró abatido por quinta vez en lo que iba del dia. Decir que estaba aburrido era ínfimo, estaba terriblemente hastiado de estar en ese lugar. Pronto se cumplirían dos semanas desde que había sido dado de alta en el hospital.

No podía seguir evadiendo sus deberes, tanto los que implicaban ser Hokage, como los que le correspondían a su rol de padre de familia. 

Lo cierto era que diario se sentía cansado. Dormía poco, rendía el 50% de lo que debería. Y de esta guisa fue que se sirvió para emplear clones que se dividieran sus actividades diarias. Terminando todo en un estrepitoso desastre cuando dichas copias -mediocres- se desvanecían a mitad de la labor que les había sido encomendada. 

Ahora el entrenamiento con Sasuke no existía más. Y Naruto ni siquiera tuvo la oportunidad para disculparse por ausentarse tan de repente. Sus acciones tenían un costo y en ese momento lo estaba pagando con creces. Además, no tenía ningún recuerdo de él. Fuera de los momentos que habían pasado juntos en días pasados, Sasuke seguía figurando en su memoria como una vaga sombra. 

Y encima se estaban convirtiendo en amantes. Sentía además, que Sasuke Uchiha lo estaba manipulando de alguna manera para aprovecharse de su estado, y eso no se lo iba a permitir.

-Shikamaru dejó muchos reportes hoy- se quejó, leyendo uno de los tantos que le habían sido entregados minutos antes. 

Entonces se dijo que ya había trabajado demasiado y le hacía falta tomar un descanso. Quizá sí comía algo de ramen...

Naruto torció la boca hacia un lado y se dirigió a la puerta. Tomó el pomo y al estar afuera, su corazón dio un brinco junto con todo su cuerpo.

-S.. Sasuke- balbuceó estupefacto, viendo al aludido conversando con uno de sus subordinados. Cuando Sasuke retomó la caminata, Naruto regresó al despacho y cerró la puerta de golpe a sus espaldas. Su ritmo cardíaco se había acelerado y sentía una extraña agitación interna. 

Su actitud actual no correspondía a la imagen de hombre maduro que se había engendrado en su cabeza en los últimos años, y más bien rayaba en una absurda pantomima de colegial que idealiza a su mentor. 

Con Sasuke no se sentía él mismo. Pero a la vez, se sentía libre. Era ridículo pensarlo siquiera. 

-¿Naruto?

Ante el llamado a su oficina, Naruto se sintió contrariado. No sabía qué excusa le diría al Uchiha, y era una tontería, teniendo en cuenta que se valía mucho de ellas en las últimas semanas. 

Pero ¿Por qué concretamente lo había olvidado a él de entre todos? 

"Por favor que se marche rápido y que no me haga preguntas" pensó, sujetando la cerradura con ambas manos, recargado contra la madera mientras se disponía a abrir la puerta. 

-¿Sasuke?

-El reporte de la ultima mision- Sasuke extendió el sobre, tan soberbio e inexpresivo como de costumbre. Al verlo con sus típicas maneras arrogantes, Naruto se sintió ligeramente más aliviado. 

Hasta que me recuerdes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora