Final

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Sus ojos se abrieron pesadamente con la llegada del alba. Lentamente estiró los brazos y se quedo mirando el techo por tiempo indefinido. La misma sensación de vacío seguía presente, pero con el paso de los meses, Naruto lo iba asimilando y aceptando. No tenía caso divagar en nimiedades. Aunque para él nunca lo habían sido. Podría haber sido un soñador ingenuo, pero ya no. Sasuke le había devuelto el ánimo que alguna vez creyó perdido.

Y sin más, se marchó...

Nadie lo había visto partir durante la noche. Simplemente se había ido despues de sincerarse con Sakura y pedirle el divorcio. Todo había pasado tan rápido que muchos aun no lo asimilaban. Naruto incluído.

Le habría gustado al menos despedirse de él. Haberle dado las gracias por todo y quizá indagar un poco en lo referente a los pensamientos del Uchiha. Después se dijo a sí mismo que tal vez Sasuke nunca lo había visto de la misma manera en la que se fijó en él, y a sus ojos seguramente solo era un inmaduro que no sabía lo que quería.

Eso había sido un año antes. Pero ahora...ahora Naruto sabía la verdad. 

Le había costado horrores aceptar la partida de la única persona que lo entendía cuando nadie más lo hizo. Fue difícil reintegrarse a su familia y las cosas seguían siendo algo monótonas para él.

Vio el pergamino que guardaba en su buró  y decidió romperlo en pedazos. Sasuke lo había dejado a propósito en aquel árbol para que él lo encontrara. 

Se trataba ni más ni menos que de uno de los jutsus prohibidos que Orochimaru solía ocultar cuando aún residía en Konoha. Era un genjutsu capaz de borrar recuerdos en específico. 

Cuando Naruto lo encontró, retornaron los únicos recuerdos difusos que guardaba del día en que se había creído atacado. 

Nada más lejos de la verdad. 

Aquel día había pedido ayuda a Kakashi. Le había prácticamente suplicado que usará el genjutsu en él. 

No tenía sentido indagar más en un hecho que Naruto ya había asimilado. Se lo pidió porque no soportaba saberse enamorado de Sasuke aún con el paso del tiempo. Le pidió a Kakashi que lo salvará de su suplicio de infelicidad porque creyó falsamente que con ello, quizá podría rehacer su vida al lado de Hinata. Pero había estado muy equivocado, porque aunque el genjutsu había borrado su recuerdo, los sentimientos seguían allí. 

Claro. Desventajas de los jutsus prohibidos. Siempre había algún desperfecto con ellos. 

Salió de la cama de un brinco y tomó su protector para anudarselo firmemente en la frente. 

En los últimos años, había estado entrenando arduamente y cumplido con las exigencias de su puesto. 

Aun le quedaba mucho camino por recorrer, pero ya había hecho un avance.

Suspirando hondamente, Naruto se giró para contemplar el calendario. No le sorprendió corroborar en la fecha que ese día se cumpliría un año desde que Sasuke había dejado la aldea. Supuso que era lo mejor para ambos, que de cualquier manera su relación no habría podido trascender con todos los obstáculos que había en la aldea, los prejuicios incluidos.

-Buenos días- saludó al llegar al comedor. Aun no se acostumbraba a ver cuatro lugares puestos sobre la mesa cuando usualmente solo era el suyo. 

-Naruto kun- Hinata sonrió ampliamente y lo instó a tomar asiento. Himawari comía rápidamente de su porción dispuesta mientras que Boruto apenas había tocado bocado.

Naruto se sentó con la mirada fija en los alimentos.

-No entiendo como ese bobo- Himawari señaló con la punta del tenedor a su hermano, quien, indiferente, siguió comiendo. -Esta más alto que yo.

Hasta que me recuerdes. Where stories live. Discover now