00

12.7K 1.1K 704
                                    

Punto cero: Spring Day

Abrió la puerta lentamente, asomando la cabeza antes de entrar por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abrió la puerta lentamente, asomando la cabeza antes de entrar por completo. Tomó lugar en una de las varias mesas disponibles y esperó pacientemente a que alguien tomara su orden. No habían demasiados clientes ni una numerosa cantidad de empleados. Tres muchachos conversaban animados en su refugio tras el largo mesón blanco, ignorantes de su llegada.

Recorrió el local con la mirada mientras la espera se alargaba segundo a segundo. Era un espacio amplio, bien distribuido y gozante de excelente luz natural. Los ventanales y bordes de cristales coloridos brindaban un hermoso efecto a la pared blanca frente a ellos, un precioso sector para una sesión de fotos improvisadas. Fue inevitable pensar en que el negocio podría recibir una mayor cantidad de clientes y funcionar espectacularmente si no fuera por la atención tan... lenta.

Fijó la mirada en los trabajadores, que parecían estar en el mismo rango de edades. Tal vez, si lograba que se sintieran observados...

Entonces, antes de que concentrara su vista en ellos por completo, una puerta se abrió y dio paso a un hombre un tanto robusto. Por los ojitos que le echó a los muchachos, supuso que era el jefe del local.

No se detuvo a regañarlos o decirles algo, simplemente pasó de ellos y parecía ser que eso era suficiente para advertirlos del regaño que iban a recibir más tarde. Sin embargo, su expresión y sus pasos se volvieron mucho más suaves y gentiles al dirigirse a su mesa, trayendo consigo un menú y libreta.

— Buenas tardes, lamento muchísimo la espera.

— No tiene porqué. — respondió con tranquilidad. — Es sencillo distraerse cuando se está con amigos.

El mayor se contagió de la sonrisa que le entregaba el chiquillo, una parte de sí sorprendida por su paciencia y la tranquilidad que irradiaba. Los jóvenes solían ser bastante apresurados y ansiosos.

— Gracias por la comprensión. ¿Qué desea pedir?

Lo examinó con ojo curioso mientras examinaba el menú. Tenía un rostro atractivo y realmente emitía una energía especial, calmante y única.

— Una copa de helado de choco menta y chispas, con salsa de chocolate. Y un vaso de soda, si no es mucho pedir.

— Por supuesto, de inmediato le traigo su pedido. — el castaño asintió con una sonrisa sin dientes, dando luz verde al hombre para retirarse. Dio un par de pasos y se dio la vuelta, regresando la mirada al menor. ¿Sería muy precipitado? — Disculpe.

Sus ojos encontraron los contrarios con velocidad, demostrando la atención que le regalaba.

— ¿Sí?

— ¿Cuántos años tienes?

No entendía a qué venía la pregunta, sin embargo no era un dato que arriesgara mucho al decir.

— Tengo diecinueve años, señor.

— ¿No buscas trabajo?

La boca del castaño se abrió con sorpresa. Así que por eso era...

Iba a contestar que no, pero recordó la academia a la que esperaba matricularse a finales del semestre y lo bien que le vendría un ingreso propio.

— ¿Le interesa... contratarme?

Entonces fue como si el rostro del supuesto jefe se iluminara, apresurándose a tomar asiento frente a él.

— Sé que puede sonar loco y extraño, pero realmente creo que tienes una energía única. No sé qué es precisamente, pero tú eres único. — sonrió al percibir la euforia y emoción en sus expresiones y movimientos. — Por ahora no hay mucho que hacer, aunque estoy seguro de que guiarás a muchos hasta este lugar.

— Espero serle de ayuda, señor. Si usted confía en mí, supongo que yo puedo confiar en usted, pero... tengo una pregunta.

— Hazla, no te compliques. Dime, ¿es sobre los horarios, el salario...?

— Yo... ¿Podré comer helado cuando quiera?

No era lo que esperaba, ciertamente. Sin embargo, sólo terminaba de confirmarle lo especial que era el muchacho.

— Mientras no hayan clientes ni cosas por hacer, creo que sí.

— Perfecto. ¿Debo firmar algo? ¿Necesita un tiempo de prueba?

— Puedo preparar el contrato mientras tomas tu helado. Podemos fijar pocos meses por ahora, y veremos cómo nos va. Considera la copa como un regalo de bienvenida al Delicious Hit.

— Muchas gracias, señor...

— Bang.

— Señor Bang.

Sonrió siendo correspondido por el mayor. Se le hacía increíble pensar que sólo había ido por un poco de helado y en cuestión de minutos estaría firmando un contrato. De seguro tendría que pedirle autorización a su madre, pero de todos modos se sentía feliz y tranquilo con la afortunada oferta.

Sabía que el hombre confiaba en él para ayudarle, y realmente esperaba hacerlo correctamente.

es Bang PD ️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

es Bang PD ️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️🧍🏻‍♀️

so ⇢ 𝒚𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora