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Capítulo 2: Your eyes tell

Dos días después, Soobin observaba por el gran ventanal el interior del local en busca de una específica melena rubia. El reloj marcaba las tres y veintitrés, veinticuatro cuando sus labios formaron un puchero al no verlo. No habían rastros de él, sólo la chica que ya distinguía y otros muchachos que vestían un uniforme parecido al de Yeonjun. La gran diferencia es que él sabía como lucirlo.

— ¿Por qué no entras?

La voz suave de Yeonjun lo hizo golpearse la cabeza contra el vidrio. Demasiado cerca para un susto como ese.

— ¡Soobin! ¡Discúlpame! ¿Estás bien? No creí que fueras a asustarte tanto. Perdón, perdón, perdón.

— Yeon, tranquilo, no fue tanto.

— Pero si tienes rojo. Vamos, te pondremos hielo.

Sus dedos se envolvieron alrededor de los ajenos mientras que con prisa abría la puerta y, sin molestarse en saludar, lo guió hasta los camarines detrás de la cocina y la oficina de Bang.

— ¿Te sientes mal? ¿Estás mareado? ¿Ves luces o algo así?

— Estoy bien. De todos modos estaba cerca del vidrio.

— Iré a buscar una bolsa con hielo, ya vengo.

Soobin asintió con tranquilidad, sintiendo su frente arder por el golpe. Quiso llevarse la mano a la zona adolorida, sin embargo el roce parecía ser peor opción. Soltó un pequeño gemido de dolor al sentir su cabeza palpitar y entonces la puerta se abrió, dejando a la vista a Yeonjun y su expresión de completa preocupación. Se acercó rápidamente y, una vez frente a frente, no tardó en acomodar la bolsa sobre su piel. Soobin apretó los párpados y sus manos también. No entendía. Ni siquiera había sido un golpe tan fuerte.

— En serio perdón. No me fijé en tu distancia con la puerta. No debí asustarte así.

— Yeonjun, está bien. Tranquilo. No es la primera vez que choco con un vidrio y tampoco es la última.

— ¿Por qué no entrabas?

— ¿Por qué no estabas?

Soobin abrió los ojos al preguntar, encontrándose de inmediato con los del mayor.

— Hoy es mi día libre. Iba a pasar unos minutos por si Bang necesitaba algo. No esperaba verte ahí afuera. ¿Me estabas buscando?

— Sí, bueno... Creí que sería una buena opción comer un poco de helado, saludar y ¿charlar un poco?

— Suena a un buen plan.

La pequeña sonrisa que le regaló Yeonjun hizo que todo dolor en su rostro se esfumara, como si nunca se hubiera golpeado.

— Creo que ya estoy mejor.

Su mano tomó la muñeca del rubio para hacer que quitara la bolsa, mas no la soltó una vez que hubo cumplido su propósito.

— Si realmente te sientes bien, entonces podríamos preparar unos helados para llevar y... Recorrer otros lugares. No creo que te haga muy bien mantenerte en un lugar tan cerrado.

Fantástico movimiento, Yeonjun. Sutil, suave. Simplemente un ídolo.

— Ese plan es aún mejor.

Ambos sonrieron con sus miradas chocando entre sí, la muñeca del rubio siendo aún prisionera del suave agarre del menor.

«당신의 눈은 말한다»

so ⇢ 𝒚𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora