Capítulo 3 - La chica del gorro verde

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Estuve muchos días aquí y nunca vino la otra chica a buscar la carta. Varias veces vi que la chica de polera negra se acercaba para averiguar si había alguna novedad, pero siempre se marchaba muy desilusionada creyendo que la otra chica nunca más le escribiría. Pero entonces pasó algo inesperado, vi aproximándose una joven con un gorro verde, Estaba vestida con una jardinera holgada y unos botines cafés. Mientras caminaba daba unos brincos como si estuviera bailando y sonreía todo el tiempo, parecía la chica más afortunada y feliz del mundo. Me quedé asombrada al verla y más aún cuando observé que sacaba la carta del escondite y leía con tanta atención. Mientras ella leía, repetía algunas frases audiblemente y cuando terminó, sacó del bolsillo delantero de su jardinera un lápiz y un papel y se puso a contestar la carta allí, apoyando la hoja en la lata-buzón. Eso pasó esta mañana, pero no me atreví en leerla hasta ahora. Lo que pasa es que antes de verla guardar la carta y caminar hacia donde había venido, sentí que yo era una intrusa allí. Les prometo que mientras les escribo estoy realmente en medio de la historia, y de repente se siente raro entrometerme en una amistad tan secreta y muy digna de confianza como la que estoy observando aquí.

Pero han pasado varias horas y por el momento no he visto a nadie más. La chica de polera negra no se acercó y prefiero decirles cuál es el contenido de esta carta antes de que ella vuelva a este sitio. Abro la carta y la araucaria me mira curiosa, seguro hasta ella está ansiosa por leer. Pues tranquilos, ahora les digo todo lo que está escrito en este papel.

Querida amiga, te llamo así para que sepas que tienes mi completa amistad. Me quedé muy contenta en recibir nuevamente una carta tuya, muchas gracias por confiar en mí. No creo que conozcas mi casa si nunca sales de la tuya, no hay muchas casas cercanas a la mía. A diferencia de ti, a mí sí me gusta salir, A veces si el clima es bueno, camino distancias muy largas, amo el paisaje que tenemos aquí, los bosques de araucarias y el lago. Supongo que muchos padres de por acá trabajan en lo mismo y viajan a menudo, En mi caso pasa que cuando mi papá no está yo me siento libre y aprovecho para respirar ese aire tan limpio. Lo cierto es que la soledad no me molesta, disfruto de ella con todos mis sentidos. Siento mucho por todo lo que tuviste que pasar y por lo que sigues pasando, creo que, si tu situación es tal que no puedes hacer nada para cambiarla, debieras de intentar distraerte con algo, hacer cosas que te gustan y que de verdad te llenen. Un día te harás mayor de edad y podrás irte a vivir lejos de ese hombre. Incluso te podría ayudar a escapar, conseguir un empleo o algo por el estilo. Por mientras concéntrate en las cosas buenas que todavía te quedan, como este paisaje espléndido. Por qué no te sientas frente al lago aprovechando que es verano, Podrías escribir cuentos o poesía, porque veo que te gusta expresarte así. Yo siempre que pueda pasaré por aquí para recibir y enviar correspondencia. Será nuestro secreto. Abrazos.

La araucaria  Where stories live. Discover now