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Freyja
Yo nunca había visto el Campamento Mestizo. Y era lo más precioso que mis ojos habían visto.
Se sentía como un verdadero hogar.
Según lo que me había dicho el Percy, el campamento disponía de un control climático del tipo mágico que es el último grito. Ninguna borrasca atravesaba sus límites a menos que el director en persona- un tal Señor D, que no me interesaba ni un poco en conocer- lo permita.
Así pues, yo creía que haría sol a lo Maracaibo y una muy buena temperatura. Pero no: habían dejado que cayera una ligera nevada. Habían decorado las- ahora fue que lo supe, gracias Percypedia- cabañas con lucesitas parpadeantes similares a las navideñas, salvó que parecían bolas de fuego de verdad.
También había luces brillantes en el bosque. Y lo más extraño- oh, vamos, a estás alturas, ya nada me parecía extraño pero ajá- de todo: en la ventana de lo que parecía ser un desván, se podía ver el resplandor de una hoguera.
-Wow- exclamó Lyrae al bajarse junto a Nico del autobús-. ¿Eso es un muro de escalada?
Sentí como me brillaron los ojos.
-Asi es- respondió Percy. Parecía orgulloso del campamento.
-¿Cómo es que chorrea lava?
-¿Puedo ir a ahora?- pregunté emocionada. Thalía me mandó una mirada rara.
-Para ponerlo más difícil... Ahora no puedes ir, Frey, pero prometo llevarte después... Vengan los tres. Les voy a presentar a Quirón. Zöe, ¿tú conoces...?
