LA SANGRE DEL CAMINO

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A lo largo de la vida uno enfrenta batallas que a veces uno cree no poder ganar, pues se derramó tanta sangre que sientes miedo de volver a intentarlo. Porque cada hueso roto te recuerda las caídas, aquellas caídas que son provocadas por volar muy alto... por llegar a las nubes por el único placer de amar a alguien.

Crucé el lago de fuego para alcanzarla, me enfrenté a la bestia y cuando quise cortarle la cabeza me di cuenta que la princesa estaba con ella, que se acostumbró a su habitación custodiada en lo alto de la torre. Fui ingenuo, y lo pagué muy caro... «debo pararme y seguir», dije mientras trataba de escapar de las garras de la bestia.

Al final, solo fuimos mi espada y yo ¿Quién curaría mis heridas ahora? Miré a lo alto de la torre y ella apreciaba el sangriento panorama. Mis heridas y costillas rotas no la inmutaron, solo observaba como me arrastraba tratando de escapar de más tortura.

Entonces, grité con todas mis fuerzas «¡¿Acaso no sientes nada ver mi sufrimiento?!¡Solo intentaba salvarte!» y con frialdad solo respondió «Sé que hice mal» y cubrió la ventana con la cortina.

¿De qué sirve reconocer tus errores si no harás nada al respecto?

DIARIO DE UN AMOR DISTANTE© (Completa) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora