Pintura #14

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Advertencia: este capítulo contiene escenas que puede llegar a ser perturbadoras para algunas personas. Se recomienda discreción y solo para aclaarar en esta parte del capítulo Benson tiene 19 años.

Quisiera pensar que fue la suerte y no el destino

Lo que volvio a juntar nuestros lazos

Que rotos están

Aún así, solo nos queda una cosa por hacer...

Una cosa...







•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•Hace 9 años

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Hace 9 años

En una cafetería cerca de la escuela, Benson y Nataly estaban compartiendo un momento a solas. Solo faltaba un día más para que las clases se acabaran y Benson no dejaba de pensar en algo que lo ponía cada vez más nervioso.

Nataly: hummm está súper rico _dijo mientras probaba la malteada que había ordenado_ ¿Cómo sabe el tuyo?

Benson: ¿eh? Si... sabe bastante bien _dijo el tigre bastante distraído_

El tigre respondió con las orejas agachadas y con un tono diferente a su casual alegría.

Nataly: oye ¿te sientes bien? _dijo poniendo su mano encima de la del tigre_

Benson: yo estoy muy bien _dijo mientras trataba de fingir una vez más esa típica sonrisa_

Nataly se dio cuenta de inmediato, conocía muy bien a su pareja para darse cuenta de que algo no andaba bien.

Nataly: otra vez ocurrió ¿Verdad?

Benson solo agachaba la cabeza por el miedo que sentía recordar esos momentos. La anterior noche su padre había tomado hasta embriagarse y casi toda la noche escuchó un sinfín de insultos dirigidos hacia él.

Nataly: solo falta un día para que eso termine, por favor es tu decisión, él no tiene control sobre ti.

Benson: es que es difícil... Todo esto, mañana quizás puede terminar, pero también... puede acabar muy mal. Siento tanto miedo que...

En ese instante la loba gris rodeó con sus dedos la mano del tigre.

Nataly: todo saldrá bien, recuerda todo lo que me dijiste. Tus palabras de aliento, tu apoyo y sobre todo tu amor. Tú me ayudaste a abrir los ojos y a ser libre, ahora es mi turno de ayudarte. Solo recuerda que no estás solo en esto.

Nataly se aproximó a Benson y le dio un beso en la frente, un gesto que le infundía a él una chispa de esperanza, sugiriendo que las cosas podrían mejorar de ahora en adelante. Tras terminar sus malteadas, cada uno se encaminó hacia su respectivo hogar. Era solo cuestión de aguardar, confiando en que todo saldría según lo planeado, pues esta noche prometía ser distinta.

¿Dónde quedó el gris? Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz