ミCapítulo Dos彡

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Joel sonríe internamente al sentir aquellos ojitos gatunos encima de él, aunque parece que estén taladrando su cuerpo o quieran saber sus más oscuros deseos; le gusta. Tanto o igual que el Omega.

—¿Dijo algo?

Richard, se aleja de Camila.

—No.

—¿No? —pregunta confuso, ignorando el malestar que se adueña de su corazón y cada fibra de su organismo—. ¿Acaso no le gustó la rosa? ¿Fue muy pronto? Bueno, hace un año que...

El moreno se limita a carcajearse en compañía de su Omega. Haciendo caras graciosas porque según él, esa fue la reacción de su mejor amigo.

—Dio un brinquito, sus ojos se iluminaron, balbuceó cosas que no entendí y su aroma se intensificó —Joel no puede sentirse más contento. Si fuese un pavo, estaría caminando con el pecho inflado a causa del orgullo y buenos consejos de su lobito para cortejar al Omega—. Es muy tierno, lo admito. Pero...

—No hay pero que valga.

—Odias la miel.

—Tal vez sí hay un pero después de todo —murmura creando un puchero con sus labios, rasca su oreja y gira lentamente hacia su lado derecho. Por un microsegundo su corazón se detiene, incluso cree que hasta su lobito se quedó estático al ver a Erick con los brazos estirados hacia arriba, dejando notar parte de su piel—. Mierda. Mierda. Mierda.

Richard frunce el entrecejo, preguntándose qué carajos le sucede a su mejor amigo para quedar con cara de baboso en un instante.

—Oh, Dios. M-Mira...

El moreno tiene toda la intención de girar hacia la dirección que apunta con su dedo tembloroso, pero es retenido por Joel, quien niega y sonríe apretando los labios. Una fina línea con una ligera curva.

—No, no lo veas. ¡Ay, Richard! P-Pero... Jamás creí que... Dios, tienes que verlo. No. No. ¡Ahg!

Camila suelta una fuerte carcajada llamando la atención de ambos Alfas.

—Tiene un tatuaje en las costillas —anuncia ella, entrecerrando los ojos—. Es lindo, no logro distinguir qué es, pero quiero creer que es una frase donde...

—Dice odio a Joel Pimentel, atentamente, el amor de tu vida —bromea Richard. Grita muy agudo cuando su mejor amigo le da un pellizco en el brazo y gruñe en su cara—. Te calmas o haré que Camila te utilice como desquite emocional cuando se enoje conmigo.

—Gracias, Camacho —responde sarcástica.

—De nada, bolita de azúcar.

Joel sigue viendo a Erick hasta que este se marcha en compañía del Beta, o eso quiere creer cada vez que lo ve cerca de su Omega. Todavía recuerda a la perfección cuando esas bellas esmeraldas conectaron con sus ojos, cuando una chispa desconocida se filtró bajo su piel, cuando el cosquilleo en su vientre aumentó y cuando su corazón latió de una manera que jamás antes había sucedido.

Es como si Erick fuese aquella luz que nunca buscó, pero el destino quiso que encontrara.

—Quiero estar con él —dice fuerte y claro, ocultando los nervios a sus amigos.

—Joel, no crea que sea buena idea.

—Es que ustedes no lo comprenden. Aquí —lleva una mano a la altura de su corazón—, aquí siento algo indescriptible cada vez que lo veo en la lejanía.

Richard mira con suplica a Camila, pero ésta lo esquiva.

—Ya te involucraste, Camacho. No puedes irte.

—¡Solo me preocupo por él!

—¡Entonces no debiste ayudar en nada! ¡Debiste tirar aquella rosa o romperla en millones de pedazos! —grita colérica. Agarra su cartera y se retira, no sin antes besar la mejilla de Joel e ignorar a su novio.

Un silencio incómodo se instala en el par de amigos, cada uno perdido en su propio mundo.

—Perdón.

—Creo que en cualquier momento vamos a terminar.

—¿Qué? Son la pareja perfecta, siempre superan cualquier obstáculo... ustedes, ustedes no pueden terminar —balbucea Joel, tirando de sus cabellos y reprimiendo un grito de frustración.

Richard sonríe con amargura. La nostalgia intenta penetrar su corazón y memorias, mas no lo permite. No lo permite porque Joel en realidad no conoce a Camila como él. Y prefiere que su mejor amigo siga teniendo una buena imagen de su novia. 

—El amor es aquello que nunca entenderemos y aun así siempre querremos conseguir a pesar de todo.

—¿Consideras que es un error lo que siento por Erick?

—Averígualo tú mismo —manifiesta poniéndose de pie, ni siquiera sabe en qué momento acabó con el trasero encima de la banca. Sujeta su chaqueta y antes de irse, abraza a Joel—. Recuerda que pase lo que pase, siempre voy a estar contigo.

Joel apenas reacciona cuando Richard ya se encuentra lejos de él, como si aquel extraño abrazo solamente haya sido parte de su imaginación, como si esas palabras las hubiese inventado y no escuchado realmente. Como si fuese una triste despedida y él fue el último en enterarse.

No puede ser nada malo. Tal vez todo está en su cabeza y ya anda creando estúpidas hipótesis a un problema que no existe. Sí. Eso debe ser. Está más que seguro de que eso es.

El ruido de una canción ya antigua lo saca de su ensoñación, frunce el ceño mientras responde confundido a su hermana.

—¡Hey! ¿Qué ocurre?

—Mamá quiere que vengas el fin de semana —anuncia sin rodeos.

—¿Estará papá?

—Probablemente no, ya sabes que desde el divorcio no quisieron saber nada el uno del otro.

—Cierto. Lo había olvidado.

Martha se carcajea ante la mala memoria de su hermano.

—Saldré con Sebastian —susurra en un balbuceo apenas descifrable. Joel tensa su mandíbula, apretujando inconscientemente el teléfono móvil. Hace bastante tiempo que no escuchaba ese nombre—. Por favor, di algo.

—Tengo que irme.

—¡Joel!

—Adiós, Martha. Nos vemos el fin de semana.


|N|O|T|A|

NO PUEDO CREER QUE EN SERIO HAYA PODIDO ESCRIBIR ESTE CAPÍTULO. LES JURO QUE NI YO MISMA ME TENÍA FE.

ESPERO QUE LES GUSTE. NO ES ALGO WOW, PERO AJÁ.

¿QUÉ CREEN QUE PUEDA SUCEDER MÁS ADELANTE? 

BESOS.

LXS AMO INFINITAMENTE.

INSTAGRAM: JOERICK.BUBBLES

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Café y miel || JoerickWhere stories live. Discover now