ミCapítulo Seis彡

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Erick se siente muy nervioso luego de haber estacionado su auto frente a la bonita casa de dos pisos, incluso cuando debió retirar el cinturón de seguridad fue tan torpe que sus dedos acabaron con las yemas rojizas ante tanto esfuerzo que ejercía para liberarse. Tanta era su frustración que ni siquiera lo recuerda a la perfección, pero Joel había ido por él.

Y su aroma a café pasó a segundo plano cuando lo vio.

Avergonzado y rehuyendo la mirada, asentó los pies sobre el pavimento cargando la caja de bocadillos que compró antes.

—Relájate, Omega —escucha decir a Joel.

—No es tan fácil.

—Tampoco es como si mi madre fuese un ogro, le vas a agradar.

—Espero —pronuncia en un bajo murmullo, atrapando su labio inferior con los dientes.

Joel ríe alto mientras avanza en dirección al que fue su hogar por mucho tiempo, es reconfortante volver y en especial ahora que un bonito joven lo acompaña. Erick se mantiene alejado, aún permanece a unos centímetros de su auto. ¿Fue buena idea haber ido? ¿En serio lo fue? ¡Porque no siente que haya sido la mejor decisión! Es extraño, muy extraño. Hay nervios y ansiedad, también alegría y muchas ganas por conocer a la familia del chico que le gusta.

De su Alfa.

Un hormigueo brota en su estómago ante tal pensamiento, es agradable y por instinto lleva su mano a esa altura, proporcionando caricias dóciles por encima de la tela. Ese gesto siempre le ayuda a calmar a su Omega.

Joel hunde un dedo en el timbre por segunda vez, aguardando que su hermana se digne a abrir la puerta o en todo caso su madre aparezca. Gira y encuentra al Omega recargado en el capó, tiene la mirada gacha y ambas manos en el vientre. Preocupado, decide acudir hacia él, ignorando a su lobito que le súplica alejarse del fétido aroma a miel.

—¿Te encuentras bien?

Erick niega.

La puerta es abierta, una mujer de porte alto y semblante relajado aparece, detrás de ella una muchacha más joven hace acto de presencia.

—¿Joel?

El nombrado levanta su brazo asegurado que es él. De nuevo su atención recae en su acompañante que parece haber visto un fantasma por lo pálido que se encuentra.

—¿Te llevo a una clínica?

—No, no. Solo estoy un poco nervioso, creo que en cualquier momento voy a terminar vomitando.

Joel toca la frente de Erick, pero en lugar de sentir su piel ardiendo esta se encuentra un poco fría. Dos segundos habrá durado el contacto tan directo, pero descubrió que la piel de Erick es muy suave.

—No tienes temperatura.

—Estoy bien dentro de lo que cabe.

—¿Seguro?

—Muy seguro, cariño —anuncia con una pequeña sonrisa que derrite al Alfa—. Entremos o tu madre creerá que soy mala influencia para su cachorro.

[...]

La cena no pudo ser peor.

Diez minutos después de haber ingresado al cálido hogar, el timbre volvió a sonar anunciando la llegada de un nuevo invitado quien resultó ser pareja de Martha —hermana de Joel— y el Alfa no dudó en mostrar su agresividad ante el Omega; gruñendo y comportándose de una forma que Erick jamás imaginó.

Miles de ideas rondaban por su cabeza, ninguna sensata, a decir verdad; cada una más descabellada que la anterior.

Hasta que un simple gesto le transmitió quietud. Joel seguía vigilando a la Beta que dialogaba animadamente con Sebastian, su lobito fue quien actuó y lo orilló a sujetar la pequeña mano de Erick en su inconciencia. No solo Joel se calmó sino también Erick. Una acción banal y común, pero logró mucho en los dos.

—Iré con tu madre —había sido por otro lado la respuesta del Omega, soltándose con rapidez y dando una mirada apenada al Alfa.

—De acuerdo.

Erick quería pedirle que deje de soltar tan desagradables feromonas, aunque la verdadera razón era que no siga viendo a ese Omega. Sí, se sentía malditamente inseguro de ese muchacho. No lo va a negar, es muy atractivo y desprende un aroma fenomenal que a lo mejor cautivó a Joel tiempo atrás. Ok. Tal vez ya delira.

Una vez en la mesa Erick, Patricia y Sebastian quedaron en el lado izquierdo, mientras Joel y Martha frente ellos.

No pasaron ni cinco segundos cuando Joel se puso de pie y se retiró, tirando la servilleta de una manera grosera. Erick no tuvo más remedio que empezar una plática trivial luego de ver los rostros disconformes con la actitud del Alfa, pero más ajeno se sentía él. Aunque Martha siguió el hilo, Patricia fue detrás de su hijo.

—¿Tú y mi hermano son pareja?

—No. Somos amigos —respondió honesto.

—Debes ser muy significativo para él, nunca trajo a nadie aparte de Richard y Camila.

El Omega notó la tristeza del otro invitado al escuchar los últimos dos hombres y entonces supo que lo que haya ocurrido entre Joel y Sebastian ni siquiera se acercaba a las nuevas ideas que golpeaban como ráfaga contra su cabeza.

Si él estuvo a punto de casarse.

¿Qué habrá estado a punto de suceder entre todos ellos? 


|N|O|T|A|

Después de años aparezco. Espero les guste el capítulo.

MAÑANA SALE EL NUEVO SENCILLO DE MIS BEBÉS Y ESTOY QUE ME ARRANCO LOS POCOS CABELLOS QUE TENGO.

Besos.

—🌻

Café y miel || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora