ミCapítulo Cinco彡

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Las mejillas de Erick todavía conservan un sutil sonrojo, añadiendo esa sonrisita de niño inocente que transmite calma, felicidad, ternura y demás. En voz baja se despidió de Lalo —el hombre de seguridad—, haciendo señas a Joel caminaron hacia donde estaba su auto, el estacionamiento del edificio. Ambos mantenían una distancia a pesar de que Alfa y Omega querían estar lo más cerca posible. Iniciaron una plática de temas banales, realmente eran cosas sin sentido. Entre ellas salió el tema del carente aroma a café.

—Decidí usar un supresor para minimizarlo y no cause problemas al verte —respondió Joel al tiempo de coger su casco—. Y-Yo... bueno, no sé qué más acotar.

Erick quedó estupefacto ante tal revelación. ¿Debería correr y buscar uno para él? ¿Pero dónde hallaría algo para restar su aroma si jamás había causado inconvenientes? ¿Y si Joel está pasándola mal por su culpa? Bueno, si fuera así ya lo habría dicho antes. ¿Cierto? ¿Y si lo oculta para luego usarlo en contra suya?

—Perdón —fue lo único que alcanzó a decir.

Joel frunció el ceño, confundido. ¿Perdón? ¿De qué?

—No entiendo la razón de tus disculpas, Erick.

—Mi aroma debe estar causándote un terrible dolor de cabeza, debo... no, tengo que regresar...

—Omega —llamó cuando vio que estaba por irse, aclarando su garganta y meneando la cabeza hacia el lado izquierdo mientras aspiraba a su alrededor, luego volvió a hablar—, el excesivo perfume que has usado ya es suficiente.

Después de aquellas escasas palabras cada uno se montó en su respectivo medio de transporte. Joel había comprado una nueva motocicleta hace semanas (Yamaha en recomendación de su mejor amigo), y que mejor día para estrenarla. ¿Quiso impresionar a Erick? Sí. ¿El Omega puso atención en ello? Uhm. Digamos que no. ¿Lastimó su ego? Claramente no, porque en el fondo sintió que la importancia de ellos va más allá de cosas materiales.

Contrario a él, Erick se siente más seguro en su auto, no es de último modelo, mucho menos tiene un color fluorescente como los que suele ver por las calles, pero le gusta y eso basta.

Erick había sugerido retomar la plática de antes mientras llegaban a su destino, la idea fue desechada con la misma rapidez que llegó a él. Ninguno contaba con auriculares especiales para ello y utilizar los celulares al momento de conducir sin duda alguna, era una aberración y daba lugar a una fatídica muerte si pensaban más allá de simples accidentes automovilísticos. Necesitaban escuchar el ruido si querían llegar sanos y salvos a casa de Joel.

Unas calles antes de su paradero final, Erick se distrajo con la bonita pastelería que había en la esquina, con fachada de tonos iguales al cielo en plena agonía del sol y líneas sin sentido que iban en todas orientaciones; bajó a comprar unos bocadillos y bebidas.

Giró al sentir la presencia del Alfa, quien se limitó a encogerse de hombros y quedarse de pie cerca a su auto mientras jugaba con el casco entre sus grandes manos, parecía un cachorrito descubriendo por primera vez el mar.

—¿A tu familia le gustan los bocadillos de maní? —inquirió con interés.

Cuando escuchó la pregunta, Joel casi se ahoga con su propia saliva.

—¿Qué? Creí que tenías hambre, o sea, tú, que comprarías algo para ti. ¿Me doy a entender? —la risa de Erick acompañada con el movimiento de sus manitos le causa vergüenza—. No estoy muy acostumbrado a esto.

—¿Y eso?

Sintiendo mucha curiosidad, el Omega de ojitos verdes se dirigió hacia Joel.

—Nunca he presentado oficialmente una pareja a mi madre.

[...]

Luego de haber comprado lo necesario, ninguno se atrevió a romper el silencio que se había formado tras ese comentario que volvió loco al lobito de Erick, lo hizo saltar y aullar de júbilo. Era el primer Omega que presentaría a su madre. El primero. ¿Cuántas veces ha vivido ese momento? ¡Ninguna! Siempre era el cuarto o en ocasiones ni siquiera era presentado a los padres del Alfa. Incluso cuando estuvo con él, ya sabía que antes hubo más Omegas. Y ahora, ahora no sabe cómo reaccionar, no sabe qué hacer, no quiere cometer errores, quiere que todo salga lo más perfecto posible. ¿Será muy pronto decirle a Joel que estuvo a punto de casarse?

El viento golpeaba con furia a Joel, se sentía tonto al haber revelado tal secreto, solo Richard sabía aquello. ¿Qué pensará Erick de él? ¿Es un tonto? ¿Un Alfa inservible? No conoce la lista del Omega y tampoco cree necesitarla, si ellos deciden iniciar una relación, el pasado no tendría que interferir, después de todo, es eso, pasado, recuerdos viejos que te dejan enseñanzas para crecer, para fortalecer tus debilidades. Pero... ¿Qué ocurre cuando esa debilidad tiene nombre y apellido? Más aun cuando es un Omega de bellas esmeraldas que resplandecen con la luz natura convirtiéndose en un paraíso.

Su madre lo va a amar.

Así como su Alfa lo hace.


|N|O|T|A|

Bueno, lamento, lamento demasiado haber tardado. Este capítulo es relleno como se podrán dar cuenta y en un inicio no debía ser así, pero me gustó y lo comparto con ustedes.

¿Recuerdan que les dije que sería una fanfic corta? Pues hice cuentas mentales y creo que a lo mucho serán doce a quince, no más. 

DISFRUTEN.

BESOS.

LXS AMO INFINITAMENTE.

INSTAGRAM: JOERICK.BUBBLES

—🌻

Café y miel || JoerickWhere stories live. Discover now