Lunes

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Las últimas cicatrices siguen sin desvanecerse. Están enquistadas en mis flancos, clavadas en lo profundo de mi pecho. Son líneas rotas, trazos bruscos, rastros lunares en la constelación que es mi cuerpo.

Son todo aquello que han dejado sus dedos.

Son las huellas del amor que me profesa.

La declaración de una unión que no se quiebra.

La amenaza de lo que vendrá.

Porque dudo que se detenga. Nunca lo hace. No hay límite que lo alcance, no hay dudas que lo contengan.

Y ya casi no habla de ti, madre. No te menciona, salvo para escupir en tu tumba y tu memoria. Para quejarse de tus desaires, de tus actitudes, de tu rechazo.

Te ha dejado ir, por fin, ahora que tiene un reemplazo que estima conveniente.

Ahora que me tiene a mí.

Los fragmentos olvidados de Ava Dare (Instantes perdidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora