Capítulo 14

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A la mañana siguiente, Shuhua se levantó muy temprano para comunicarse con San.

—Amor, ¿te alistas para ir a trabajar?—Shuhua permaneció en su cama, mientras hablaba con su esposo.—Si quieres hablamos en la noche.—Shuhua le exhortó.

—No, cariño. Esta bien.—San habló, mientras se sentaba en la sala de estar para conversar con su esposa por video llamada.—¿Cómo está tu mamá?—San cuestionó.

—Mamá sigue en el área de intensivo. Más tarde iré a visitarla con papá, otra vez. Le llevaremos algunas sábanas y toallas.—Shuhua se acurrucó en su cama, continuando con la farsa que había montado.

—Amor, solo espero que salga de ahí. Mándale saludos al señor Yeh. Debe estar muy angustiado.—San no tenia una buena relación con el padre de su esposa, pero lo estimaba.

El señor Yeh no le daba la confianza a cualquier persona. Su hija era lo más importante para él, y jamas vio en San el potencial de ser un buen esposo para Shuhua.

Aún así, no lo demostraba. Si su hija era feliz, pues para el era suficiente.

—Papá se ve muy agotado; mental y físicamente. Mi presencia al menos lo hará sentir mejor. Jamas debí dejarlo solos.—Shuhua comentó, mientras su mente le daba vueltas al asunto de Rio.

—Esto no tiene nada que ver con la idea de mudarnos aquí, a San José.—San se exculpó a sí mismo, y a Shuhua del incidente con su madre.—Todo mejorará. Tu padre y tú deben apoyarse mas que nada en este momento.—San habló en un tono dulce.

—Tienes razón, cariño.—Shuhua respondió.

Pues claro que tenia razón. Shuhua era consiente de eso. No solo por el pretexto del supuesto infarto al miocardio sufrido por su madre, sino por otros motivos bastante serios.

Cualquier matón a sueldo pudo haber fusilado a sus padres como si nada. Milagrosamente, eso no había pasado.

No todavía.

Shuhua se despidió de su esposo y corto la llamada. El día seria bastante tedioso. Al fin estaría al tanto de su labor en los negocios ilícitos de Rio.

Ella esperaba no tener que vender kilos de cristal por todo Detroit, o lidiar con adictos. Cualquier cosa que la relacionara al trasiego de drogas le desagradaba.

Shuhua desayunó junto a sus padres durante la mañana, y les pidió las llaves de su antiguo coche, el mismo que usaba durante sus días en la Escuela de Derecho.

Shuhua salió de la casa, y en cuanto se topó con el semáforo más cercano marcó al teléfono de Rio.

—¿Bueno?!—Shuhua respondió en un tono bastante alto.—¿Hola?!—Repitió Shuhua, mientras retiraba su cabello del rostro, y al mismo tiempo concentraba su atención en la carretera.

Conducir y hablar por teléfono al mismo tiempo era una bomba de tiempo; algo que nadie debe hacer.

—Carajo, casi me dejas sordo..—Rio maldijo, ante el molesto tonos de voz.

—¿En que universo paralelo ese es mi problema?—Shuhua bufó, burlándose de Rio.

Increíble.

Rio simplemente se concentró en la tarea pendiente del día, ignorando las burlas de la licenciada.

—Dijiste que nos veríamos hoy. ¿Hasta donde debo conducir?—Shuhua tenia bastante prisa por saber el lugar a encontrarse con Rio.

—Te mandaré la ubicación en un momento...—Rio respondió, mientras se ocupaba de enviarle la localización a Shuhua.

Fatal Affair ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora