Capitulo 41

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Salvatore tomó uno de los brazos de Shuhua y la ayudó a subir a una de las camionetas qué estaban aparcadas frente a la propiedad de Rio, quien en ese momento se encontraba ausente y ajeno a lo que estaba ocurriendo. Él se sentó en los asientos posteriores, haciéndole compañía a la fémina mientras otro de sus hombres conducía.

Shuhua posó su mirada en la casa, observando por última vez el lugar antes de irse. Le preocupaba mucho el hecho de que Lou permanecería solo en el lugar, aislado de cualquier comunicación.

Shuhua solo esperaba que él niño buscara la manera de pedir auxilio pronto.

Los minutos se hacían eternos. El silencio en el auto era fúnebre. Nadie expresaba alguna emoción, hasta que Salvatore decidió romper el hielo con sus cuestionamientos.

—¿Cuántos meses tienes?—Salvatore se dirigió a Shuhua, mientras hacia contacto visual con ella.

Shuhua correspondió a su atención, evitando crear más tensión de la que ya había entre ambos.

—Un mes y medio, aproximadamente.—Shuhua respondió a su pregunta.

Salvatore notó la palidez en el rostro de la fémina, que se encontraba también un poco lacerado. Las venas de sus manos eran bastante notables.

Se veía delicada de salud. Él supuso que  eran efectos del ataque que había sufrido a manos de sus matones a sueldo, sin embargo, quería comprobarlo.

—¿Qué te pasó en el rostro?—Salvatore habló, mientras señalaba las cortadoras superficiales en el rostro de Shuhua.—Te ves débil y eso no es bueno.—Salvatore desaprobó.

Shuhua tocó su rostro, mientras suspiraba con fuerza. A su mente venían recuerdos del incidente sangriento en el bar que había resultado en la muerte de dos hombres, uno de ellos asesinado por ella misma.

El incidente arrojó serias consecuencias, pues había tenido un intento de aborto que puso en peligro la vida de su criatura.

—Fui agredida por los hombres que mandaste, quienes me ocasionaron un sangrado interno que pudo haber terminado un aborto.—Shuhua mencionó la anécdota con cierto resentimiento marcado en sus palabras.

Salvatore tomó con seriedad lo que la joven estaba contando.

Tomó su teléfono celular y marcó a alguien.

—¿Doctor Spellman? Soy yo otra vez.—Salvatore habló, en un tono alto.—Necesito que pase otra vez por mi casa.—Salvatore habló, con una amabilidad bastante extraña.

Shuhua analizaba la conversación que venia de parte de Salvatore, sin perder de vista su comportamiento.

—Una mujer de algunos veinticinco a veintiséis más o menos; con un mes de embarazo; y una emorragia que pudo resultar en aborto. Necesita atención médica.—Salvatore mencionó,  repentinamente.—Mi esposa al llegar le pagará. Lo veo en un rato con la paciente.—Salvatore avisó, mientras colgaba el teléfono.

Shuhua observaba al hombre con los ojos entrecerrados.

Jamás imagino que un hombre tan demente como Salvatore pudiese tener a alguien a su lado.

Shuhua supuso que quizá su esposa era un igual de loca que él.

—Un doctor te realizará una amplia evaluación salubrista para ver si hay alguna anomalía en tu cuerpo.—Salvatore notificó a Shuhua, mientras guardaba su teléfono en el bolsillo de su pantalón.

Shuhua se limitó a escucharlo, sin tratar de congeniar con él. La idea de que este le arrebataria a su hijo al nacer la angustiaba demasiado.

—Esto es algo que ese bruto de tu jefe jamás sería capaz de hacer por sus socios. Así  de "mucho" le importas.—Salvatore soltó una risa, mientras se expresaba de Rio con coraje.

Fatal Affair ©Where stories live. Discover now