CAPITULO DIECINUEVE.

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Con la creencia de que el detective Lance habia sido quien fomento la dichosa orden de investigación de servicios infantiles, Oliver habia ido en busca de Laurel para que le ayudara, tanto con el asunto de Artemisa como con el de Thea, sin embargo, no encontró lo que buscaba. Lo único que Laurel podía hacer contra la posición del juez era hablar con su padre y que este moviese sus influencias en busca de apoyo, pero eso sería difícil.

Era por eso por lo que habia recurrido a sus contactos con la Bratva para encontrar respuestas con respecto a las drogas que había consumido su hermana. Sus contactos de la mafia rusa lo llevarían directamente con El Conde, quien era el único que vendía la droga y esa misma noche Oliver acabaría con ese maldito.

Por otra parte, Artemisa seguía en casa, era su segundo día recluida en su habitación, temerosa a que un día llegase el detective Lance y se la llevará lejos de Oliver y de su familia. Los únicos que entraban eran su padre y Raisa, esta ultima era quien se encargaba de suministrarle azúcar cada hora, aunque las bandejas apenas y eran tocadas por la joven Queen. Oliver estaba cada vez más preocupado, pero no podía hacer más que esperar a que la trabajadora social llegase a hacer su estudio al respecto de la situación en la que Artemisa vivía.

— Debería comer niña. – le dijo Raisa a Artemisa, recogiendo la bandeja con el sándwich que le habia subido en la mañana.

— No tengo hambre. – le dijo forzando una sonrisa.

— Esta bien. – le contesto la mujer con una mueca. – de cualquier forma, le dejaré las galletas en su escritorio.

— Gracias. – le sonrío. – ¿Cómo esta Thea?

— La niña Thea está bien, ha bajado a desayunar después de que la señora Moira se fuera a la oficina. – le informó. – estaré abajo si me necesita

— Muchas gracias.

La rubia solo se quedo sentada en el sofá que tenia en medio de su cuarto, con las piernas cruzadas y aun vistiendo pijama. La televisión estaba prendida únicamente para que no se sintiera el vacío de la habitación, sin embargo, las noticias de último minuto le habían llamado la atención. Otra sorprendente aparición de Kid Flash, esta vez deteniendo un robo en el centro de Central City. Kid Flash habia estado saliendo mucho en las noticias, hacia poco habia trabajado con Flash en una alianza rara con Batman y Robin para detener a un metahumano, y últimamente habia estado haciendo el trabajo sin su mentor. Era como si ese chico hubiese nacido para ser héroe. Artemisa admiraba a los héroes, desde la Mujer Maravilla hasta el troll de Robin, ellos hacían el trabajo que la policía no podía hacer, protegían a las personas y hacían que sus dones y habilidades valieran la pena arriesgando su propia vida por salvar a los demás. Y eso, pese a que la inspiraba a ser mejor persona, le hacia recordar que ella una vez uso sus habilidades para dañar y asesinar.

Laurel habia regresado con Oliver con una buena noticia; el juez sería más blando con Thea para que ella no fuese a prisión, pero ahora tendría que trabajar con la ex de su hermano como si fuese un tipo de servicio social, solo que sin los chalecos naranja neón que se solían usar. Aunque la adolescente se habia negado con motivos bastante relacionado con su madre y las faltas a la moral de esta. Para el caso de Artemisa no habia podido hacer mucho, resultaba que el detective Lance no tenia nada que ver en ese asunto.

Luego de la visita de Laurel, Oliver habia recibido la llamada que esperaba de la Bratva. Él subió al cuarto de su hija, quería verla antes de irse a la misión suicida. La encontró sentada, donde habia estado toda la mañana, apenas se habia movido.

— ¿Cómo estás? – le pregunto entrando.

— Bien. – le dijo ella, dirigiendo su mirada hacia debajo de su cama, casi tan rápido que su padre por poco y no lo nota.

Artemisa Queen || a Arrow/Young Justice fanfic ||Where stories live. Discover now