Artemisa Queen || a Arrow/Young Justice fanfic ||

CAPITULO TREINTA Y TRES

Todo se fue a la mierda. Ahora estaba más claro que nunca que el padre de Oliver, el de Tommy y todas las personas en la lista estaban involucradas en algo mucho más grande de lo que pudiese llegar a imaginar. Artemisa logro descifrar algo que posiblemente le dolería a Oliver más que cualquier otra cosa, incluso más del asunto de Vértigo que estaba fastidiando en Verdant. A Artemisa le dolía pensar en lo que estaba sucediendo, sobre todo porque eso le rompería el corazón.

Artemisa habia estado espiando a Moira con ayuda de Diggle, habia estado investigando a escondida de su padre, había puesto micrófonos escondidos en su oficina, en la ropa, incluso en su habitación. Ella no quería encontrar nada, ella hubiera preferido no descubrir nada, pero... la ciudad estaba en peligro. Reprodujo una y otra vez el audio de la oficina en el edificio de Queen Industries, ella habia estado colaborando con Malcom Merlyn para un Plan, al igual que él le habia agradecido por ayudarlo a eliminar a la persona que intento matarlo. Sonaban como si fueran parte de una organización criminal, como una mafia. Artemisa no quería creer lo que había escuchado, mucho menos quería decírselo a su padre por que sabía que le rompería el corazón. Después de todo Moira era madre de Oliver.

Mamá. Artemisa tenia años de no decir esa palabra. Ella recordaba perfectamente bien cuando y donde fue la última vez que llamo "mamá" a Paula Crock. Tenía cinco, fue en Gotham, en un apartamento tan pequeño que ella y Jade tenían que dormir en el piso de la sala, porque no tenían sofás, era una noche de entrenamiento, su padre le estaba enseñando a utilizar las dagas chinas, Jade destaco en puntería y precisión, pero a Artemisa le estaba costando dar en el blanco, Lawrence enfureció. Artemisa podía recordar como su garganta ardía de tantas veces que gritó a su madre por ayuda, pero Paula solo observaba desde la esquina de la habitación con un cigarrillo en la mano, como si no le doliese que su hija fuese masacrada a golpes. Esa noche Artemisa perdió todo sentido de la palabra "mamá" pues la persona que debía cuidarla, amarla y protegerla, le habia dado la espalda cuando lo necesitó.

Por eso le costaba trabajo entender como Oliver podía ser tan ciego a una evidencia tan contundente, no podía comprender el instinto de su padre para proteger a una mujer que estaba haciendo cosas malas. Tal vez, si su crianza hubiese sido diferente, si su madre le hubiese dado el amor y la protección que se suponía debía brindarle, tal vez ella pudiese entender que Oliver amaba ciegamente a su madre y que él no podía concebir que ella estuviese involucrada en cosas turbias, pues su madre jamás sería capaz de hacer algo ruin, tal vez si Artemisa hubiese nacido en un seno familiar sano, tal vez si ella hubiese tenido una infancia plena, tal vez, tal vez, tal vez... su vida se habia convertido en un circulo vicioso se "tal veces", preguntándose que hubiera pasado de ser las cosas diferentes, de haber... sido distinto.

Artemisa apago la computadora cuando escuchó los pesados pasos de Oliver bajar por las escales que conectaban "el bunker" con Verdant. Las ultimas noches Oliver habia estado tan absorto convirtiéndose en héroe, que apenas tenia tiempo de atender su negocio, mucho menos para pasar algo de tiempo con su hija, pues en el día tenia que ser el empresario Oliver Queen, y durante las noches se transformaba en un héroe enmascarado que luchaba contra el crimen y ayudaba a las personas de los Glades.

— ¿Hora de ser héroe? – preguntó Artemisa girando su silla hacia Oliver.

— Creo que puedo darme el lujo de dormir un par de horas más. – dijo el hombre dejándose caer en otra de las sillas.

— El precio de combatir el crimen. – dijo la rubia poniéndose de pie. En su mente no podía dejar de repetir las grabaciones que tenía. – pronto será más sencillo. – se paro tras el respaldo de la silla donde su padre estaba sentado. – o quizá se complique un poco más. – dijo con una risa mientras abrazaba a Oliver por el cuello y recargaba su mentón sobre la cabeza de Oliver.