CAPITULO SEIS

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Las sirenas de las ambulancias y patrullas ya la estaban mareando con los colores, ya la habían examinado y ahora tenía puesta una manta sobre sus hombros y café entre sus manos viendo como las camillas con cuerpos inertes pasan para meter los cadáveres al camión de la morgue, los policías hacían preguntas y los paramédicos revisaban. Artemisa se sentía agotada, preocupada y con mucho sueño. Thea estaba a su lado mientras que Moira daba su declaración y Walter era revisado por los paramédicos.

— Vaya noche. – dijo Thea dándole un sorbo a su café. – ¿Dónde esta Oliver? – preguntó. - ¿o Diggle? – volteo a ver a Artemisa, quien solo observaba su café.

Artemisa miró hacia el edificio y por primera vez en mucho tiempo sintió temor, temor de perder al hombre al que le debe la vida, temor de perder a su padre.

Todos estaban sentados en la sala de estar, esperando con paciencia a que Oliver llegará o, quizás, esperando a que la policía les dijera que había muerto. Artemisa ya se había quitado el vestido y los zapatos, ahora solo estaba en pijama, sentada sobre la alfombra con las piernas cruzadas y tomando chocolate con malvaviscos que le dio Raisa. Miraba su teléfono cada cinco segundo esperando que Oliver le mandara una señal, un mensaje o que le llamara, pero parecía que no pasaría. Estuvo tentada a salir nuevamente a escondidas, pero nadie la dejaba sola ni un minuto, como si temieran que ella colapsara con la ausencia de su padre.

— Creo que es hora de que vayan a dormir. – dijo Moira viendo el reloj de la pared que marcaban la 1:00 Am. – si hay noticia les avisaremos. – miro hacia su hija y su nieta.

Artemisa se levanto a regañadientes y Thea la acompaño hacia su habitación. Pero Artemisa no abrió la puerta, dirigió la mirada hacia la adolescente.

— ¿quieres dormir en su habitación? – preguntó Thea. Artemisa solo arintió.

Caminaron hacia el cuarto de Oliver y Thea la arropo.

— Estará bien. – le aseguró. – tal vez él también nos esta buscando allá. – le sonrío a Artemisa y salió de la habitación.

Laurel y Tommy oyeron de lo sucedido en la subasta y sin pensarlo dejaron la cena a la mitad y se dirigieron a la residencia Queen. Raisa fue quien los recibió y los guio hacia la sala de estar donde solo quedaban Moira y Walter. Tommy preguntó por Artemisa y subió a verla, la encontró sentada en el pasillo con el teléfono rodando en sus manos y con la mirada en los patrones de la alfombra. Tommy se sentó a su lado y no se movió de ahí. Ninguno hablo, solo se quedaron ahí hasta que Artemisa se durmió y la llevo a la habitación de Oliver. Tommy vio la cama desecha y supuso que la niña habia tenido una pesadilla o simplemente no había conciliado el sueño. Tommy la observo detenidamente, vio su piel bronceada, y los claros rasgos orientales en ella. y cuando la analizo más detenidamente pudo ver las cicatrices en su cuerpo, la de la clavícula, una en la frente justa encima de su ceja, y se preguntó cuan deñada estaba.

Tommy bajo unos minutos después, Laurel hablaba con Moira y con Walter de lo sucedido. Se acercaba a ellos cuando su teléfono sonó, y suspiro al ver quien lo llamaba, de cualquier forma, contesto.

— Lo lamento, pero me tengo que retirar. - dijo llegando a la sala de estar. - ¿Te llevo? – le pregunto a Laurel, quien solo negó la cabeza.

— Gracias por venir Thomas. – dijo Walter estrechándole la mano.

— Si me llama les avisare. – prometió y se dirigió a la salida

Laurel se quedo un rato más, realmente estaba preocupada por Oliver, a pesar de todo al daño que él le hizo, de todos los años que habían pasado, en el fondo aún sentía cosas por él, aun era la adolescente enamorada que aguantaba todo lo que el hacia sin pedirle explicación, ella aún lo amaba, aunque lo negara. Su relación no fue un cuento de hadas, no fu típica ni mucho menos la historia romántica, pero era suya – o eso había creído ella – enterarse de la infidelidad con Sarah había dejado destrozada a Laurel, a tal grado que dejo de hacerse llamar Dinah – su primer nombre – solo por que le traía recuerdo amargo de Oliver y/o Sarah. Realmente quiso odiarlo, borrarlos de su mente y de su vida, pero no podía ¿cómo odias a tu propia hermana? ¿cómo odias al amor de tu vida? Y peor aún ¿cómo odiarlos cuando sabías que estaban muertos? Por eso se refugió en el estudio y posteriormente en el trabajo, ahí encontró una manera de concentrar su mente y desgastar todo su enojo hacia los criminales que mandaba a la cárcel, su trabajo era su lugar seguro, o lo fue durante un tiempo. Mucho de algo puede llegar a ser agobiante y fue esa la razón que la llevo a la cama con Tommy Merlyn, él era la encarnación de la relajación, fue una vía de escape que pronto se convirtió en un vicio, un vicio que ahora quería más que solo unas noches. Cuando llego Oliver nuevamente a su vida Laurel se sintió perdida nuevamente, al grado de sentirse obsesiva con la situación, pero claro Tommy estaba ahí nuevamente para servirle de salvavidas, ella no quería usarlo, pero estar con él le daba confort y se juró a si misma que... por más que quisiera a Oliver, por más historia que tuvieran juntos, ella se daría la oportunidad de amar a alguien que la amara.

Artemisa Queen || a Arrow/Young Justice fanfic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora