5. Lap dance

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"Seducir y destruir"

La tarde apostaba a ser la más aburrida de la semana. Minhyuk estaba estirado en el sofá del departamento de Hyungwon, esperando a que este vuelva del trabajo.

Hoy había terminado muy temprano una sesión de fotos y tenía el resto del día libre. Su manager lo dejó en la casa del menor y entró con la llave que el dueño le dejó en la recepción con el casero del edificio. Dejó su chaqueta en el perchero de la puerta, se quitó los zapatos y pasó directo a la habitación a dejar su mochila. Le robó ropa más cómoda a Hyungwon, ya que le quedaba más holgada que la propia, una camiseta blanca y unos shorts azules, y fue directo a tirarse al sofá a repasar sus redes sociales y publicar algunas fotos de sesiones viejas en Twitter.

De tanto vaguear con su celular, llegó un punto donde tuvo que ir por su cargador y en su segundo viaje a la habitación notó un portarretrato que no había visto antes en una mesita entre la sala y el cuarto. En él, había una foto de un Hyungwon unos cuantos años más joven, tal vez en el último año de la preparatoria, vestido con unos pantalones de cuero, una camisa blanca de vestir que le quedaba grande, con una mitad por fuera del pantalón y en la otra unas delicadas cadenas cruzadas que le ceñían el lado de la camisa y finalmente estas se conectaban a un choker negro. Sin embargo, el detalle que más le llamó la atención fue que ese cabello que estaba tan acostumbrado a ver plateado era de un rosa pastel e inflado como un cachorro que lo hacía ver tierno en demasía. Sostenía un diploma que parecía el premio de una competencia y, por el logo que se distinguía algo borroso, parecía ser un evento de danza. A su lado había personas vestidas formales, tal vez los jueces o presentadores, y una señora con rasgos similares a Hyungwon que supuso era su madre.

Minhyuk se quedó como tonto admirando lo adorable que se veía aquel jovencito ¿Quién diría que ahora era un estricto profesor de universidad y un supuesto frío y calmado dominante? Y sobre todo ¡Traía el cabello rosa! Era la imagen perfecta del sumiso que cualquiera hubiera querido: tan tierno que resultaba seductor.

Tomó el cuadro entre sus dedos y acarició la figura impresa de Hyungwon con el índice. Se sentía un maldito pervertido, fantaseando con un niño de pelo de algodón de azúcar, pensando en las bonitas expresiones que probablemente habían visto hombres y mujeres en esa época de experimentación. Soltó un suspiro frustrado y abrazó la foto contra su pecho. Como le hubiera gustado conocerlo en esa época, seguro se sentiría igual o más atraído a él. Hubieran sido dos niños estúpidos jugando a cosas de adultos.

Era emocionante descubrir que Hyungwon no era solo un cerebrito adicto a los libros. También era un artista, uno que podría cautivar a cualquiera, y aunque fuera leve, era rebelde. Pequeña rebeldía, pero al fin y al cabo lo era. Se podía imaginar al director de su escuela, un gordo calvo que seguro lo tenía de ejemplo como alumno perfecto y sobresaliente, viéndolo llegar a la escuela con ese color en la cabeza sobre su uniforme impecable. También se imaginaba a las chicas gritando en el pasillo al verlo pasar, más de una cayendo enamorada al instante porque si ya de por si era apuesto, se veía incluso mejor.

El ruido de la puerta lo sacó de su ensoñación e inconscientemente sonrió, maquinando a toda velocidad en su cabeza cómo iba a empezar a molestar al platinado.

-¿Minhyuk? ¿Estás aquí? -escuchó desde la entrada.

-Aquí... wow -empezó a decir mientras aparecía en la sala pero se interrumpió al ver a Hyungwon parado en la entrada.

Era normal para el pelirrojo verlo arreglado y bien vestido cuando volvía de dar clases, pero hoy estaba extra elegante. Ya se había despojado de la corbata y la traía en la mano junto a su maletín. Tenía una camisa blanca, con el cuello desarmado, un chaleco cerrado y un saco encima, conectados con una cadena que iba desde el primer botón del chaleco hasta un bolsillo interno del saco, un pantalón a juego que se le ajustaba perfectamente a las piernas, haciendo que resalten todos los lugares importantes (a criterio de Minhyuk) y zapatos de vestir relucientes. El traje era negro y a rayas, con mucha vibra de mafioso clásico. El pelo plateado que alguna vez estuvo peinado ahora caía desprolijo y partido sobre su frente.

30 Days of Smut (Hyunghyuk)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt