30 Days of Smut (Hyunghyuk)

11. A escondidas

*Se excita por el peligro*

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—Oye, bobo —dijo Kihyun, mirando por la ventana, pero no recibió respuesta de nadie—. Minhyuk te estoy hablando.

—Siempre eres tan malo conmigo, Kihyunnie. Es increíble que consigas gente que quiera acostarse contigo —respondió haciendo puchero, mientras una señorita con cara exasperada lo peinaba.

Todo el staff de la agencia estaba acostumbrado y harto de la amistad agresiva de estos dos.

—Justamente eso les atrae —respondió— Como sea, Chae acaba de llegar. Está bajando del auto —le avisó, señalando desinteresadamente a la ventana con el pulgar.

Minhyuk se puso de pie rápidamente (la peluquera casi suelta el cepillo del susto) y pegó la cara y las manos al vidrio, buscando a Hyungwon por todo el estacionamiento. Y soltó una maldición cuando lo vio.

—Ay, por Dios —lloriqueó el modelo—. ¡Se ve muy bien! —casi gritó, golpeando la ventana con el puño.

El Hyungwon que bajó del automóvil ahora tenía un brillante cabello gris oscuro que le tocaba apenas los hombros, dejando de lado aquel rubio platinado que había cuidado por meses. Iba con ropa negra, combinado con un sobretodo del mismo color que le llegaba hasta los talones, un morral cruzado, y en su cara resaltaba una mascarilla blanca. Aún viéndolo en la perspectiva de Minhyuk, desde la ventana de un quinto piso, se veía alto e imponente, y esa expresión seria y desinteresada que portaba solo lo hacía ver más atractivo. Casi que podía sentir que la sangre se le iba al sur del cuerpo.

Lo siguió con la mirada hasta que desapareció por las puertas del edificio. Rápidamente Minhyuk volvió a sentarse frente al espejo y respiró profundo, haciendo gestos con las manos frente a su rostro como si buscara calmarse. Le hizo gestos a la peluquera para que siguiera su trabajo.

Era la primera vez que Hyungwon iría a verlo trabajar. Muchas veces lo había ido a buscar a la puerta de la empresa, pero jamás había entrado. Llevaban apenas dos semanas oficialmente como pareja, y de a poco iban haciéndose presentes en los ambientes del otro. Minhyuk nunca había llevado a nadie al trabajo. Ni siquiera a sus padres.

Siendo sábado, un día que el profesor tenía libre generalmente, le pareció buena idea invitarlo a la empresa. Hoy no estaban tan ocupados, tenía una sola sesión, con un solo outfit, así que al irse podrían disfrutar casi toda la tarde y la noche juntos y el día siguiente entero.

Calculó el tiempo que tardaría en anunciarse en recepción, en subir al ascensor y encontrar el estudio. Tardaría como máximo cinco minutos. Se miró al espejo, se cercioró de que su maquillaje siguiera intacto y que no tuviera ni un pelo fuera de lugar. Tenía que verse bien, profesional, dejaría a Hyungwon impresionado con su trabajo, y este lo llenaría de halagos y palabras bonitas, tal y como le gustaba.

—Kihyun —lo llamó.

—¿Mmh? —murmuró el fotógrafo, mirando su celular y mandando mensajes.

—Lárgate a hacer tu trabajo, no te quiero aquí cuando entre Hyungwon —lo echó.

—¡¿Disculpa?! ¿Quién te crees que eres? Ni el estúpido que tenemos de CEO me da órdenes —regañó Kihyun.