Capitulo I: El dolor de Ron

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El alivio y la pesadez se recargaban sobre los hombros de cientos de magos y brujas que habían peleado en la Batalla de Hogwarts, todos sentían un vacío extraño. Era tan raro saber que la paz por fin había llegado, alegría, pero una alegría vacía, al pensar en todos los seres queridos que habían caído.

Harry Potter había huido de las preguntas y algunos reporteros que comenzaban a llegar, demasiado exhausto, subió al que fue su cuarto en la torre de Gryffindor, semi en ruinas y lleno de polvo pero era lo más cercano a un refugio que podía imaginar.

Hermione ayudó a Madame Pomfrey con los heridos de gravedad hasta que su cuerpo le pidió un respiro. Subió las escaleras en espiral que Harry había subido horas antes, pero en dirección al ala femenina, entró y trabo la puerta, no quería que ninguna persona comenzara a preguntarle cosas que en ese momento no tenía ganas de responder. Fue al pequeño baño estudiantil que cada habitación tenía, la pequeña ducha que la había visto desde que era pequeña se sentía reconfortante.

Se perdió en el agua tibia hasta que los golpes en la puerta la trajeron a la realidad. ¿Es qué no podía estar tranquila un momento?

—¿Quién es?— Intentó sonar amable, después de todo, todos estaban tan agotados y agobiados como ella.

—Ron— Ronald... el beso, la huida, la muerte, Fred... Todas las ideas se agolparon en su cráneo antes de abrir la puerta. No prestó mucha atención a traer solo la toalla, llevaban meses viajando juntos y a veces la privacidad era un privilegio.

Ron seguía igual que cuando habían peleado, la ropa con tierra y sangre, los ojos azules estaban rodeados por rojo, muestra de lo mucho que había llorado por la muerte de su hermano y la falta de sueño.

—¿Cómo estás?— Ron no contestó. —Fue una pregunta bastante estúpida, lo siento. ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? ¿Quizás un té? ¿Quieres comer algo? Puedo...— Ron la besó. Pero no era como el beso lleno de euforia que habían compartido durante la batalla, no. Era un beso diferente, lleno de furia y dolor. Hermione intentó responder, suavizar los filos, sabía dónde terminaría aquello.

El sexo no la asustaba, después de todo ella tenía claros sus sentimientos por Ron, el problema se recargaba en qué sentía él por ella. Debía quererla, aunque no fuese amor, él la quería. Siete años como amigos y un beso de por medio, tal vez ella fuese quien comenzó el beso, pero él había correspondido.

Ron la besaba con ansiedad, con enojo, con llanto. Ron la necesitaba, estaba sufriendo demasiado y si ella podía hacer algo para que él se sintiera mejor lo haría, así funcionaba el amor.

Le quitó la campera rota en la manga y la camiseta. Un tímido sonrojo cubrió sus mejillas cuando Ron la deposito en la cama y le robó la protección de la toalla, dejándola totalmente expuesta ante él. No iba a admitir la culpa que le daba comparar su cuerpo con el de Lavender por un momento, especialmente cuando aún no sabían si la chica se salvaría del ataque.

Ron estaba ajeno sus pensamientos, sus sentimientos y parecía ajeno a ella misma. La miró por un momento y volvió a su tarea, perdido en sí mismo. No podía frenar las cosas y no podía fingir que entendía el dolor que estaba sintiendo. Ella había perdido a sus padres, pero siempre con la esperanza de volver a encontrarlos, una esperanza que le servía de luz en la oscuridad y que Ron no tenía. Para Ron todo parecía oscuro, sin luz. Y Hermione más que nadie entendía cómo le costaba encontrar la luz en los momentos oscuros.

No dijo nada, ninguno. Ron se bajó los pantalones sucios y sin que ella se opusiera, su virginidad se había desecho en un hilo de sangre y unas lágrimas solitarias. Él no lo noto, siguió embistiéndola, hasta terminar en su interior. Mecánico, instintivo y frío.

Se acostó junto a Hermione y la envolvió posesivamente quedándose dormido. Frío, repitió Hermione en su mente, recordaba la sensación de tristeza que le daban los dementores. Lo miró. El amor no debía sentirse así, pero le aterraba la idea de que Ron no la amara. La simple idea la hizo llorar. Ya no tenía nada más, su familia, su ingenuidad, su luz todo parecía haberse apagado.

No es que la virginidad le representara un valor importante, había leído suficiente para entender que solo era un momento más en la vida, pero después de tanta soledad, había anhelado que compartir un momento así fuese diferente. Que Ron fuese diferente.

_

El sol entro por la ventana con vidrios rotos, Ron sintió el calor en los ojos y después de una noche de sueño que necesitaba casi como el oxígeno, despertó. El primer pensamiento en su mente fue Fred, el dolor que le quemaba en el pecho cada vez que respiraba. Sintió un peso sobre su brazo y se giró para ver a Hermione dormida, quejándose en sueños y con el ceño fruncido. Levantó la sabana y vio la sangre sobre el cubrecama, ¿Acaso se había vuelto uno de esos hombres de los cuales cuidaba a Ginny? ¿Se había vuelto uno de esos seres despreciables que se aprovechaban de las estudiantes más pequeñas después de las fiestas de los partidos? ¿Era él eso?

Hermione despertó al rato, confundida y sin saber como iba a reaccionar el pelirrojo.

—Lo siento tanto Hermione, nunca creí que sería capaz de lastimarte de esta forma.

—¿Lo dices por la sangre? Casi todas las mujeres sangran la primera vez, además no es gran cosa, sobreviviré.

—Sabes a lo que me refiero, te forcé a algo que no querías.

—Ron, tu no me obligaste. Desde hace mucho tiempo que quería que esto suceda, no así y no con todo el dolor en el medio, pero así pasó y lo acepto.

—Lamento haber arruinado tu primera vez— Ron se sentía indigno, como siempre se había sentido pero multiplicado por mil.

—No es tan importante. No es tan importante como, si no con quien Ronald. Tal vez fue algo brusco, pero si tú me quieres, bueno aún no has dicho que me quieras y entiendo si no es así, no es necesario que finjas quererme solo por lo que pasó o porque sabes que yo te quiero y no deberías...— La besó.

—Maldita sea Hermione, hablas demasiado— quería decirlo, quería confesarlo, pero era un cobarde, ni siquiera entendía porque estaba en Gryffindor en primer lugar— Hermione yo te quiero.

—Y yo a ti Ronald— dijo Hermione antes de besarlo. —Esto, tu y yo, nosotros, puede ser algo si tu quieres.

—Me encantaría— la acarició. Entre el frío y el dolor se esparció la calidez de la sonrisa de Hermione, la tibieza de su piel. —Eres preciosa, lamento no haberlo dicho anoche, pero lo eres. Sin tono de sorpresa esta vez.

—¿Cómo te sientes?— Ron exhaló el aire que ardía en sus pulmones cuando cayó en cuenta a que se refería.

—Como puedo. Es lo que todos hacemos ¿Verdad? Fred sabía que quería luchar y tampoco querría vernos así, Ginny dice que hay que ser fuertes por mamá y por George, pero no sé qué tan fuerte puedo ser Hermione.

—Eres más fuerte de lo que crees Ronald, siempre lo has sido —Hermione lo besó, con más suavidad y dulzura —Anoche interrumpiste mi baño, ¿Quieres terminar con eso?

—¿Juntos?

—Hay demasiada soledad allá afuera como para no estarlo. 

¿Qué paso en esos 19 años?Where stories live. Discover now