Capítulo 21: Así será.

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Fleur salió de la bañera y se secó sin apuro. Se puso su ropa interior y su camisolín de seda que tanto le gustaba, se pasaba las tardes mimándose a ella misma y haciendo cosas para la casa, su barriga de tres meses era un bulto pequeño y notorio según la ropa que usara, tomo una de las tantas cremas que tenia y la paso por su piernas con suavidad. Ella había decidido y Bill había aceptado sin cuestionar nada, que no volvería a trabajar, al menos mientras su bebé fuese pequeño. Sabían que un salario la vida sería un poco más modesta, pero estaba feliz con la decisión. Era algo profundamente personal, siempre se había considerado una mujer cuya más grande aspiración era tener una vida lujosa y un trabajo exitoso, pero frente al embarazo había descubierto que había otros anhelos en ella, y agradecía que Bill lo entendiese, aun cuando eso significaba que él trabajase más para poder tener una buena vida. Peino su cabello rubio atándolo en una simple coleta, sintió que su bebe le pedía comida. Era curioso cómo algo en ella sabía cuando la necesidad era propia y cuando del bebé, como si fuese un sexto sentido. Se puso unas pantuflas y fue a la cocina, adoraba su casa, El refugio era todo lo que ella había soñado para un hogar. Cálido, con muchas ventanas, una vista preciosa del mar y una mezcla perfecta entre el estilo de Bill y el suyo.

Cortó fresas y arándanos, su más grande tentación últimamente, y se recostó en el sofá, agradeciendo que por un día sus nauseas vespertinas estuviesen ausentes.

Pasaron unos veinte minutos hasta que Bill entro por la puerta. Él sonrió al verla semi recostada en el sofá y acariciando su vientre, definitivamente él quería que cada día de su vida fuera así, solo cambiaria esa imagen por ver a Fleur con su bebé en brazos.

—Hola mon amour— saludo ella extendiendo sus brazos. Bill se quitó la chaqueta de piel de dragón y fue directo a besar a su hermosa mujer. Fleur pensó con gracia que quizás él era medio veela por como la embelesaba y ella medio lobo por las ansias de devorarlo.

—Los extrañe— dijo Bill como saludo besándola y bajando a besar el vientre.

—William, tengo un antojo— murmuró acariciando las cicatrices de su marido con mucha ternura.

—¿Qué necesitan?— Bill cerró los ojos, sintiendo los pequeños dedos de su esposa acariciar la parte más herida de su rostro.

—Oh no... mon amour, no es antojo de comida lo que tengo— Bill no tardo más de medio segundo en comprender, definitivamente cualquier hombre envidiaría la vida que tenía.

Tenía un buen trabajo que le daba una posición económica decente y cómoda, una esposa que, además de veela, lo amaba, que lo había acompañado en los peores momentos de su existencia y con la cual tenía sexo cada noche, y por si algo faltaba para completar la postal de su vida soñada, estaba a meses de convertirse en padre.

—Me encantaría querida, pero en un momento vendrán dos compañeros de trabajo a traerme unos papeles. Cuando se vayan veremos qué puedo hacer por tu antojo— acarició las piernas de su mujer y la besó en el cuello.

—¡William! ¿Por qué no me dijiste que tendríamos visitas? ¡C'est une catastrophe! ¡Que vont—ils penser de nous!— Fleur hablaba en francés en varias ocasiones, especialmente con su familia y cuando tenían sexo, pero también cuando estaba nerviosa como ahora.

—No es ninguna catástrofe, esto esta más que ordenado y tu estas más que hermosa, pero sugeriría que te vistas si no quieres que a mis colegas se les pare el corazón y quizás otras cosas— Fleur le pegó en el brazo haciéndolo reír.

—Voy a cambiarme, mon amour— Fleur se levantó para ir al cuarto, pero no sin antes besar a Bill que sonrió, su esposa era extremadamente coqueta, tal vez en diez minutos estaría vestida y arreglada como para una cena con la reina. Se sentó a esperar, escuchándola caminar de aquí a allá murmurando en francés. Frases de las cuales él entendía varias palabras.

¿Qué paso en esos 19 años?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora