Capítulo 25: Los siete grandes.

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Diciembre de 1999

El patio cercano al antiguo castillo parecía nunca haber conocido mejores días, lejano se sentían los tiempos de guerra y todo parecía iluminado por el sol del verano. La decoración contrastaba con el antiguo castillo haciendo parecer aquello como una feria medieval. Todos los estudiantes de último año estaban con sus túnicas de gala, incluso Ron quien esta vez había conseguido una casi igual a la de los demás.

—No puedo creer que sea nuestro último día— Harry miraba los terrenos de Hogwarts y la cabaña de Hagrid a la distancia, con nostalgia, con cierta tristeza por ser lo único que había conocido y los únicos momentos de felicidad que había vivido en su vida.

—¿Quién crees que venga?— preguntó Seamus al ver las cuatro sillas vacías agregadas en la mesa de profesores.

—Probablemente gente del ministerio— dijo Ginny de mal humor, Harry le paso el brazo por los hombros pero ella se removió. Eso era quizás lo que más le preocupaba, la idea de alejarse de Ginny de nuevo. Podía sonar exagerado, pero la última vez que se había separado de Ginny había sido con una guerra de por medio y eso le daba un mal sentimiento.

—Oh Merlín, solo serán unos meses, no seas exagerada— cortó Ron.

—Eres un idiota insensible— insulto dolida— ¿Qué te parece si hablamos con McGonagall y que Hermione también se quede? ¡Ya sabes serán solo unos meses! — Ron frunció el ceño.

—¡Eres una histérica!— Harry frunció la nariz, en la última semana Ginny había estado de mal humor y Ron con menos tacto de lo usual, lo que lo había dejado en el medio de muchas peleas.

—¡Basta los dos!— intervino Hermione— No insultes a tu hermano y tu procura ser más sensible Ronald, entiende que para ellos es difícil volver a separarse.

Nadie dijo nada hasta que entraron cuatro personas, la fila iba encabezada por el Ministro de Magia Kingsley Shacklebolt, seguido de Percy Weasley que saludo con un movimiento de cabeza a sus hermanos, Audrey que les guiño el ojo y la última persona en entrar fue Andromeda Tonks, causando estragos por el parecido con su hermana Bellatrix, que cargaba un pequeño niño.

Mcgonagall se puso de pie, todos hicieron lo mismo hasta que les indicó que volvieran a sentarse.

—Hoy, se marcharán de este colegio muchos de los mejores alumnos que Hogwarts ha tenido en su milenaria historia, grandes estudiantes y grandes personas de los cuales me siento honrada de haberme llamado su profesora, su directora y en muchos de ellos, su jefa de casa. Debo decir, al igual que todos los profesores, que estoy sumamente orgullosa de el carácter moral y ético que han sabido tener en las peores situaciones, que el sacrificio que los que pelearon no será olvidado ni por esta ni por las siguientes generaciones. Han tenido la valentía que no muchos hombres y mujeres mucho mayores no han tenido nunca, y eso siendo poco más que niños. Han luchado, han ganado y también hemos perdido, entre nosotros hoy también se encuentran esos alumnos que no pudieron llegar a este día, esas vidas jóvenes y luminosas que se apagaron en los tiempos oscuros pero que nos guiaran para siempre.

Mcgonagall hizo un momento de silencio, sus ojos de aguaron y su voz se quebró.

—En este momento, me gustaría no ser yo quien estuviera dando este discurso de despedida, han tenido al mejor director que Hogwarts ha visto en su historia, y él debería haber sido quien se despida de ustedes como el día en que los recibió, pero créanme cuando les digo que Albus Dumbledore no podría haberse sentido más orgulloso de cada uno de ustedes, así como lo estoy yo. Finalizando les digo, que espero la vida les sonría, que mantengan la valentía, la lealtad y la honradez que han demostrado hasta este día y que siempre sepan ver la luz en los momentos oscuros. Sin más, Ministro Shacklebolt le sedo la palabra.

¿Qué paso en esos 19 años?Where stories live. Discover now