ii. el hotel

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—Después de usted, madame—el conductor me tendió la mano.

La puse encima de la suya y me levanté del sedán oscuro. Alisé mi vestido, mirando hacia el alto edificio. Sentí un par de labios en mi hombro desnudo y brazos serpenteando alrededor de mi cintura. 

—¿Todo bien, amor?—su olor a colonia y whisky me embriagaba. Creaba un subidón del que nunca querría bajar.

—Todo está maravilloso—susurré.

Las manos del rubio se retiraron de mi cintura, pero una permaneció, acariciando suavemente mi espalda baja mientras me guiaba al el interior del edificio.

Mis ojos vagaron, todo era completamente caro y brillante. Mi teléfono vibró en mi sostén, donde mi madre me había enseñado a guardarlo

—Por aquí—me guió por uno de los pasillos hasta los ascensores.

Saqué mi teléfono y lo chequeé.

JAZ <3

¿Dónde estás? 

Conocí a alguien en el bar.
Estoy con él. 

Vas a echar un polvo
¿Qué le pasó a Viktor? 

Se puso demasiado tocón y este chico me dió una mano con él.
Me invitó a su habitación y acepté.
Cúbreme si papá pregunta.

Lo tienes, chica.
Le diré a Emily que diga dormimos en mi casa. 

Gracias, bestie✋✋

Cuando quieras.
Ahora ve por el sabroso.

Rodeé los ojos y volví a meter el teléfono en el sostén. Las puertas del ascensor sonaron y se abrieron para nosotros.

Miré hacia arriba y noté que estábamos en el piso veinte ¿Realmente estuve en el ascensor durante tanto tiempo? 

—Sígueme, amor—el rubio habló.

Asentí y salí del ascensor, obedeciendo. Mis ojos estaban pegados a su espalda mientras caminaba confianzudo por el pasillo.

Varias preguntas pasaron por mi cabeza sobre este hombre, pero en especial ¿por qué me siento tan cómoda con él? 

Giró y se detuvo frente a la puerta. Deslizó su tarjeta de acceso y colocó su mano en la manija, abriéndola de par en par. Se volvió hacia mí, haciendo un gesto con la cabeza para que entrara.

Sonreí con satisfacción, mordiendo mi labio mientras caminaba hacia su suite. 

La cama era una king size de cobijas blancas. Tomé asiento en el borde y quité mis tacones. El rubio empezó a sacarse la chaqueta y la colgó en el armario.

—Entonces, ¿de qué parte de Francia eres?—dijo con indiferencia. 

—¿Vas a perder el tiempo preguntando por mi vida o me vas a follar?—contesté con una sonrisa. 

El rubio se volvió para mirarme con los ojos muy abiertos. Me levanté de la cama y caminé hacia donde él estaba parado.

Puse mis manos sobre su pecho, deslizándolas de arriba a abajo, sintiendo sus pectorales a través de su camisa negra abotonada. Pasé por su hombro, alcanzando sus mechones rubios y enredando mis dedos en ellos. 

—¿Puedes hacer eso por mí?—susurré, mirándolo a los ojos. 

Fue la primera vez en toda la noche me di cuenta de lo hermosos e impresionantes que eran.

underground secrets ─ draco malfoy Where stories live. Discover now