iv. la librería

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—Es genial tener a los príncipes de Slytherin de nuevo, juntos bajo el mismo techo—exclamó el Señor Zabini.

Tomé asiento allí, en silencio sin querer tocar mi plato. El tan solo pensar que me había acostado con el mejor amigo de la infancia de mi padre me revolvía el estómago.

Sin embargo, no es culpa de nadie, ¿verdad?

Quiero decir, no sabía quien era y yo solo le dije mi nombre. Probablemente, haya un millón de Amelias en todo el mundo.

Eché un vistazo al Señor Malfoy en la cabecera de la mesa. Su porte era como el de un dios. Vestía una camisa negro, las mangas arremangadas hasta los codos y algunos botones desabrochados, Jaz lo hubiera describiría como el líder de una mafia muggle. Su piel de porcelana brillaba cuando los rayos del atardecer se asomaban por la ventana.

Quería esos suaves labios rosados ​​de nuevo sobre mi piel. Solo una vez más, para recordar cómo se sintió, pero esta vez estando sobria.

—¿Amelia?

Todos me miraron como si estuvieran esperando una respuesta.

—U-Una disculpa—tartamudeé, sintiendo mis mejillas enrojecerse de la vergüenza—¿Puede por favor repetirlo?

—Pregunté si practicabas algún deporte en Beauxbatons—reiteró el Señor Zabini.

—¡Oh, sí! Yo era parte del equipo de Quidditch—sonreí.

—Sin embargo, es un poco diferente a Hogwarts, ya que Beauxbatons no tiene casas—mi padre intervino.

—¿Oh? Entonces, ¿cómo están formados los equipos?—preguntó una voz profunda e inexpresiva.

Empecé notar como comenzaba a distinguir su voz sobre las del resto. Tragué en seco cuando me volví, solo para encontrarme con sus gélidos ojos azules. Eran diferentes a la noche anterior, más oscuros y menos lujuriosos.

—Bueno, hay cuatro equipos para los que todos prueban. Los nombres de los equipos son representaciones de los cuatro elementos. L'Equipe du Feu, de fuego; L'Equipe de L'Eau, agua; L'Equipe de la Terre, que es tierra y L'Equipe de L'Air, que es... bueno... aire—dejé escapar una suave risa—. Habían cuatro profesores que dirigirían cada equipo y, después de que hacer las pruebas, nos elegían.

—Interesante. ¿Entonces podrías estar en un equipo completamente diferente al del año anterior?—peguntó Clara.

—Mhm. Tuve la suerte de permanecer en el mismo equipo al pasar los años—sonreí—. Yo estaba en el equipo de L'Equipe du Feu.

—¿En qué posición jugaste?—preguntó Scorpius, una mirada intrigada en su rostro.

—Me moví de un lado a otro entre un cazador y un buscador.

Asintió y guiñó su ojo. Reí suavemente y agarré mi vaso, tomando un sorbo.

—Pero Amelia es una fenomenal buscadora. Podría atrapar la Snitch en un abrir y cerrar de ojos—mi padre se jactó—. Ayuda que ella también sea una cazadora, porque se acerca rápidamente a la snitch.

—Papá...—advertí, sintiendo mis mofletes enrojecer de la vergüenza.

—¡Oye, como tú Malfoy!—el Señor Zabini le dió una palmada en el brazo, haciendo que el Señor Malfoy gruñiera.

—Yo digo que ella es incluso mejor que Malfoy—mi padre rió entre dientes.

Mi estómago dio un vuelco cuando escuché al Señor Malfoy soltar una pequeña risa. Giré para ver una amplia sonrisa en su rostro, sus ojos se desviaron hacia su regazo. Quería que el suelo me tragara por completo en ese momento.

underground secrets ─ draco malfoy Where stories live. Discover now