36. El reencuentro.

418 32 30
                                    

Capítulo 36: El reencuentro.

—¡Al fin llegas, Potter!

James rodó los ojos.

—Terminemos con esto.

Avanzó hacía dónde se encontraba Jason. James se encargó de tomar una distancia prudente para ejecutar el suelo. A pesar de que estaba nervioso, una parte de él estaba realmente confiada.

Aunque, probablemente sus distracciones pueden acabar con todo ese demonio que caracteriza a James.

Al mismo tiempo sacaron sus varitas, el sol ya se estaba escondiendo para darle paso a la noche, una corriente fría los golpeó. Los presentes estaban abrigados y cada uno con su bufanda, excepto Draco Malfoy que solo dependía de la suave ceda de su camisa rota y manchada.

—¡Alto! —Timothy se apareció tras la puerta, tenía su respiración agitada—. ¿De verdad quieres hacer esto, Jason? —Timothy avanzó con zancadas y se interpuso entre James y Jason—. No lo vale, hay mejores formas, podemos razonar ¡e incluso negociar!

Jason sonrió con autosuficiencia.

—No —dijo lentamente—. Tú y yo llegamos a un acuerdo, ¿Ya lo olvidas?

—Por favor, nunca acepté.

Timothy dijo esto con desagrado, tal acción no le gustó en lo absoluto a Zabini. Así no lo quiera admitir en voz alta, sabía que Timothy nunca estuvo a la altura del cargo en el que se debía desempeñar, pero bueno… Nunca fue capaz de contradecir las órdenes de Elvendork, de lo contrario, ya no estaría con vida.

Cinco minutos pasaron, ambos se miraban fijamente, parecían estar sumidos en una guerra de miradas que, normalmente, James hacia con Fred solo para tomar el último pedazo de pollo.

—Eh, ¿hola? ¿se tardarán mucho? —James se cruzó de brazos, enarcando una ceja, luego rodó los ojos al ver que era inútil iniciar una conversación—, ¿podemos empezar?

—Potter, no es conveniente —Timothy se giró hacia James—. No vas a ganar nada con esto, podrías morir.

—No tengo opción, Timofeo.

La respuesta de James le hizo dibujar una sonrisa a Jason. Verlo en aquella situación le parecía divertido, solo también por el simple hecho de qué al fin podría vengarse, y sería justo.

Timothy por otra parte se encontraba asustado, no quería que nadie más sufriera por actos innecesarios como un duelo. Él se le quedó viendo por unos instantes a James, hasta que asintió.

—Bien —murmuró resignado, se hizo a un lado, y se acercó a James—. Procura sobrevivir, o tu familia me matará.

—Timothy, apartate de una buena vez —Jason le apuntó con su varita—, o el primer encantamiento será contra ti.

James le dió una mirada a Timothy, él comprendió de inmediato que ya era hora, Timothy se apartó, dejándolos a ambos, listos para enfrentar el duelo. James no agregó nada más, solo dedicaba a mover la cabeza y rodar los ojos, si hacía falta.

«Las palabras siempre sobran en los duelos.» pensó.

—Muy bien, tienen todo el terreno de la propiedad para batirse en duelo. No pueden entrar a la casa en ningún momento, si a la media noche no gana ninguno, nos veremos obligados a encarcelar nuevamente a Potter y destituir a Zabini, ¿Entendido? —cuando Stiwart terminó de dar las indicaciones James se sumió en el estrés, relamía sus labios constantemente para disipar todas sus emociones, aunque no parecía tener resultado—. ¡Posiciones!

La Leyenda De La Dama Y El Héroe  | James S. PotterWhere stories live. Discover now