52. VOLVER A LA ACCIÓN

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—Bienvenido —lo saludó Malcolm palmeándole el hombro—. ¿Listo para volver a la acción?

—No perdamos el tiempo —ladró Janick desenvainando su espada y poniéndose en guardia.

Los músculos respondían agradecidos al movimiento, aunque una ligera molestia le impedía desarrollar todo su potencial.

Malcolm también se ejercitaba con los demás hombres, estaba entusiasmado con el momento en que llegasen las mujeres a practicar con la espada. Ya las había visto antes ejercitarse. Esa Rosslyn tenía algo que hacía que se le antojara mirarla. No era guapa, le faltaba un diente y era algo que la afeaba, pero, en general, no era desagradable a la vista. Y se movía con soltura, tenía técnica para arrojar las dagas, como si ni siquiera se esforzara.


El trío femenino no tardó en aparecer por el patio. Robbie lideraba la marcha, la seguían Rosslyn y Mariam, debían conformar un curioso cuadro en esa época tan de hombres. Robbie se detuvo un instante para admirar al guerrero gigante ejecutando fintas y moviéndose con esa coreografía que la dejaba tan fascinada.

Era un deleite para la vista, y mucho más, después del miedo que había pasado por él. Quizás, su vida nunca corrió peligro mortal, pero ella se había asustado como el demonio. ¿Estaba preparada para abandonar a Janick cuando llegase el momento?

Janick dio por finalizado el combate y se volvió hacia ella, pareciera que tenía un sensor en el culo. Caminó hacia ella y, una vez frente a frente, le enlazó la cintura con uno de sus fuertes brazos, y la elevó hasta que sus bocas estuvieron a la misma altura. Le plantó un morreo en toda regla, devorando su boca con fruición, como si estuviera hambriento, famélico, y ella fuese un festín.

Se oyeron silbidos a su alrededor, sus hombres, esos desvergonzados, debían estar disfrutando del espectáculo lujurioso.

Cuando se hubo despachado a gusto, la fue deslizando por su recio cuerpo hasta que sus pies tocaron el suelo. Durante el recorrido, fue consciente de la gigantesca erección del escocés.

—Mi guerrera hermosa —le susurró al oído, lo que le provocó un placentero escalofrío. Finalmente, logró poner distancia con semejante hombre y se decidió a contarle sus planes.

—Rosslyn y Mariam están adiestrándose conmigo. Ellas también quieren valerse por sí mismas.

La sonrisa de bobo se le borró de sus facciones, adquiriendo una máscara despiadada, sin duda, el rostro que debían ver sus enemigos al enfrentarse a él en un combate. Él deslizó la mirada de ella a las otras dos mujeres, finalmente, sus ojos volvieron a ella. Dio un paso para acercarse y puso una rodilla en el suelo, en señal de sumisión.

—Me honra que te preocupes por mi gente.

Acto seguido, hizo que se inclinara y le dio un beso en la parte tierna de su cuello, donde le latía el pulso.

Robbie tragó saliva, estaba estupefacta, por un momento creyó que tendría algo que objetar. Realmente, pensó que él la increparía por este atrevimiento. Janick no dejaba de sorprenderla, pero para bien.

GuerrerasWhere stories live. Discover now