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Advertencias: Hay un datito que saque del Rengoku Gaiden por si no lo han leído. No es la gran cosa pero si prefieren leerlo antes es su decisión. Igual es algo que sale al principio jsdfj.
De todas maneras lo recomiendo, los dibujos están hermosos.
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—Yoriichi, ten piedad de mí. —pediste a la nada mientras intentabas recuperar el aliento.
—¡Nada de eso, vamos, tenemos que continuar! —la voz de Rengoku tan animada como siempre te hizo dar un suspiro.
—¿Por qué tuve que ser tu tsukugo? No sé cómo me convenciste de tomar esa decisión. Ahora me arrepiento.
—No te convencí, tú quisiste serlo. —el más alto te veía mientras estaba de pie a un paso de tu rostro.
—Cierto. —recordaste para incorporarte. Ya de pie sostuviste de manera firme la espada que era de madera. Sonreíste de manera sarcástica. Si esta era un arma que no hacía nada y dolía como los mil demonios no querías imaginarte una real.
Rengoku esperó a unos pasos de distancia por tu primer movimiento. Por un momento recordaste cuando se conocieron. Tenían la misma edad y casi el mismo tamaño, ahora él había crecido demasiado y tu seguías con la misma estatura.
La expresión de tu cara cambió. Kyojuro lo notó al instante.
—( _ ), no te desconcentres. Enfócate. —despertaste de tus divagaciones, asentiste con la cabeza.
Te aproximaste para atacarlo por la espalda, apenas en un parpadeo se dio cuenta de tus intensiones y te hizo perder el equilibrio. Agarró tu arma para darte un golpe en el costado provocando tu caída.
—¡Eso es, no pensé que tratarías de atacarme de esa manera! Debes ser más decidida, si dudas tu oponente se dará cuenta y usara eso a su favor.
—Lo siento, estaba pensando. —Rengoku se sentó sobre sus pantorrillas. —Además me siento patética porque estás desarmado y logras vencerme.
—¡Nada de eso, debes centrarte en tus puntos fuertes! ¡Pensar en lo que no eres buena no cambiará nada, mejora lo que sabes que son tus debilidades! —no ibas a negarlo, sus palabras eran más que motivadoras. Solo te frustraba un poco el hecho de que Rengoku había logrado ser seleccionado para ser pilar y tú todavía no estaban ni cerca de estar a su mismo nivel.
—¿Hermano? —una voz los hizo voltear hacia dónde provenía. Senjuro se acercaba algo temeroso.
—¡Justo a tiempo mi querido hermano! ¡Acércate! —buscaste respuestas con la mirada hacia tu profesor, Rengoku siempre salía con algo nuevo en cada entrenamiento que tenían.
