〔 Respuesta de los piropos.

4.4K 408 255
                                    

• • • • • • • • • • • •

• • • • • • • • • • • •

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rengoku Kyojuro.

Caminabas con suma tranquilidad por las afueras de la finca mariposa, te tocaba hacer guardia debido a que ya habías cumplido con todas las misiones y no llegaban más por el momento. Fue entonces que recordaste sobre el reto que las chicas te obligaron a cumplir.

Diste un grito haciendo que algunos cuervos que estaban cerca te vieran mal.

—¡Tonta, tonta! ¡Caw! —miraste el suelo culpable.

—¡Perdón, perdón! —te disculpaste para tomar aire y seguir con tu recorrido antes de que te cayeran encima a picotearte la cabeza. Suspiraste para ver poco a poco a alguien a la distancia. Achinaste los ojos, ya estabas quedándote ciega.

—¡( _ )-san! —escuchaste la voz de nada más ni menos que de Rengoku. Te paralizaste y diste media vuelta para correr.

—¿Ah? ¿Qué? ¡Shinobu, ya voy enseguida, espérame! —corriste como si no hubiera un mañana. No podías verle la cara, después de lo que le dijiste lo estabas evitando a toda costa pero él era muy insistente en hacer todo lo contrario.

Cuando llegaste a la puerta te detuviste un segundo para tomar aire. Fue entonces que cuando subiste la mirada te topaste con la sonrisa de Rengoku.

—¡Pero que rapidez, has mejorado muchísimo! ¡Estoy orgulloso! —se quedaron viendo mientras pensabas en otra táctica para escapar. Ibas a hablar cuando se adelantó. —¡Por favor, no te quitaré mucho tiempo!

Sacó un libro y ojeo las páginas, no pudiste ver la portada ya que tan pronto como lo mostró lo volvió a guardar.

—¡Cariño, no hay pintor ni pintura que puedan plasmar tanta hermosura! —hubo un silencio mutuo, la manera en la que lo dijo con tanto entusiasmo te causaba mucha ternura. Aguantaste una carcajada mientras sentías la cara enrojecer. —¡Que tengas un buen día!

Esta vez, tú fuiste la que quedó avergonzada.

Esta vez, tú fuiste la que quedó avergonzada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Giyuu Tomioka.

Tras compartir la comida con los pilares de a poco te quedaste de última junto a Giyuu. Era lo que menos querías, contando con que le habías dicho un piropo y alejándote como si nada. Quien sabe que estaría pensando al respecto, era todo un misterio.

Como si el destino te odiara, quedaste sola con él. El silencio que había entre ambos era muy extraño, sin llegar a ser tan incómodo como lo esperabas.

De un momento a otro se levantó y se sentó a tu lado sin verte. Tragaste saliva.

—Soñando contigo he tenido una revelación, ahora necesito que me hagas un espacio en tu corazón. —lo dijo mientras te miraba. Se quedó callado. —Guapa.

Te caíste de espaldas.

Te caíste de espaldas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Inosuke Hashibira.

Seguías huyendo de Inosuke desde hace un buen rato, te sorprendía que no se hubiera cansado. Podías jurar que le habían dado unas cuantas vueltas a todas las fincas.

Una vez que volteaste hacia atrás, tropezaste. Por suerte no pasó nada grave, te ibas a levantar cuando el grito del de azabache se escuchó muy cerca.

No te dio tiempo de huir, tu cuerpo se levantó siendo llevado como un saco de papas. Te dejó en el suelo tras llegar de nuevo a la finca donde te señaló.

—¡Eres como la chancleta de mi madre! ¡Te veo venir y se me acelera el corazón! —te tapaste la boca para no reírte.

—¿Q-qué? —empezaste a carcajearte sin poder evitarlo, esa no te la esperabas.

—¿Q-qué? —empezaste a carcajearte sin poder evitarlo, esa no te la esperabas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tanjirou Kamado.

—Ni en clase de matemáticas me pierdo tanto como en tu mirada. —volteaste a ver al pelirrojo, quien te agarró desprevenida mientras atendías a unos cazadores que llegaron heridos de su misión. Estaba haciendo un puchero con el rostro haciendo competencia con su cabello. —A-adiós. —y así, desapareció.

—Ara, ara ~ —Shinobu apareció como un fantasma cerca de ti. —Pero que—

—¡N-no por favor, es suficiente tortura! —ocultaste tu cara contra el colchón.

Te dio palmaditas en la espalda.

Te dio palmaditas en la espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
╭𝐾𝑖𝑚𝑒𝑡𝑠𝑢 𝑛𝑜 𝑦𝑎𝑖𝑏𝑎. ┈•◦❥『𝘅𝗟𝗲𝗰𝘁𝗼𝗿𝗮. 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora