Como por magia, lo han decidió por nosotros.

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Izuna salía muy temprano, siempre cuidándose que nadie lo viera, si alguien del clan o cualquier otra persona le veía irse muy temprano y con tantas precauciones era de sospechar.

Tobirama apenas decía palabras con los suyos, que decir de Hashirama, no le debía ni le temía y estaba bien que Mito pusiera limites a su esposo. Ya hacia mucho que sentía eso, le había tomado cariño al segundo líder de los Uchiha, primero fueron miradas a regañadientes, sus hermanos ya trabajaban por la paz, lo menos que podían hacer era tolerarse mutuamente.

Tobirama realmente tenía cierto rencor por los Uchihas, la muerte de sus hermanos menores y de su padre, no solo eso, el simple hecho de que estos fueran "temperamentales y emocionales"; admitía que Hashirama era igual que ellos, a su estilo y mucho más emocional, odiaba eso, el demonio blanco de Konoha era frío y distante.

Por otro lado, Izuna le tenía un respeto a su hermano, lo menos era agradecerle al líder de los Senju por dejarlos vivir con paz y vida, no podía decir lo mismo de...él, Tobirama era el problema, los odiaba y varias veces lo mencionaba casi como una queja de dolor. 

Tobirama no los odiaba, le daba miedo que estos en medio de alguna represión sentimental recriminarán, debía proteger a su hermano.

Izuna sabía que el menor de los Senju trabajaba cerca del Hokage, y mucho más cerca de su hermano. Si para Hashirama, Madara era su mano derecha, Tobirama era la sombra de Madara. Debía protegerlo, era su deber.

Madara Uchiha era el peor de todos, heredero de esos ojos y esos sentimientos, debía tenerlo bien vigilado. Claro que Hashirama se podía proteger bien, pero era tan confianzudo, solo un parpadeo iba a bastar para que Madara matará a su hermano.

Y entonces, como por magia, esos ojos negros toparon con el carmín de sangre. Tobirama estaba dentro de la torre vigilando y lo había visto, Izuna sobre un árbol vigilando la torre del Hokage...sostuvieron la mirada un poco.

-¿No quieres entrar?- el demonio blanco salió para charlar con el Uchiha.

-No creo que pueda entrar.

-¿Por qué no?

-Tu estas adentro.

-Izuna, yo no soy quien para juzgar...

-¿A un Uchiha?

Era mucho más molestó que Madara, igual de orgulloso, al menos el mayor había comprendido que era por el bien de los suyos y no por otra cosa. Tonto, era un estúpido, Tobirama se lo prometió a su hermano, a los suyos, nada de problemas.

-Saldré y podrás entrar, busca a tu hermano, revisa lo que quieras...hasta podrías hacerlo conmigo, nada oculto.

-Tu no tienes emociones, para mí todo lo que dices es una mentira.- arrogante Senju, al menos Hashirama tenía un carisma especial y respetaba a su clan, pero ese mediocre guerrero albino no.

Tobirama camino en dirección a la aldea, Izuna no entró, espero a que regresará para seguir vigilándolo. No se inmuto en moverse, quería darle presión al Senju, que supiera que Madara no estaba solo.

Días pasaron, siempre era lo mismo, Tobirama salía pero Izuna no entraba, se quedaba hasta que su hermano salía de la dichosa torre. Y el trato para ambos era lo mismo, el albino no quería ni hablarle al mayor, era mejor mantener distancia con los Uchiha y que Hashirama se hiciera resto de todo.

Una tarde, la lluvia era tan fuerte que los relámpagos comenzaron. No había nadie más en la torre, más que Madara y claro, Tobirama que también revisaba cada rincón de la torre donde su hermano ejercía. 

-Morirás si te quedas ahí, entra.

-¿Y por qué no sales?

-Es evidente, Uchiha.- señalo el clima.- Vamos, podrás estar con tu hermano, no te acusaré de tu vigilancia.

COMO UN LADRÓN (TOBIMADA-TOBIIZU)Onde histórias criam vida. Descubra agora