Robo los deseos.

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En largas noches, Izuna esperaba con ansias la llegada de aquel ser frío pero ante sus brazos, era la calidez que emanaba solo para él. En cambio para Madara, seguiría siendo ese ser frío que en cierto modo se esforzaba por mostrarle, necio y terco, Madara comenzó a esconderse, no podía permitirse, su venganza no iba así, un acercamiento de amistad era aceptable pero ese repentino beso colmó en sus mas míseros planes.

La llegada de Tobiraba fue, por fortuna para el Uchiha, anunciada por el hermano mayor del despreciable albino. A gritos, el Hokage anunciaba buenas noticias, seguramente buenas noticias con los tratados de las otras aldeas shinobi; no podía faltar el escandalo con su mejor amigo, Madara.

-¡Es un genio! Su mente quiero decir, sin ningún estropeo y rápido. ¡Ah, merece lo que desea! Es más, apuesto a que no lo merece, obliga...

Madara guardo silencio, por su mente cruzo esa autoridad que daba y claramente su odio hacia los Uchihas era muy presente en Tobirama. ¿Lo estaba usando? ¿Y si también quería matarlo? Debía descubrir aquella fragilidad oculta, había descubierto sus profundos sentimientos en la raíz de su alma, pero como iba a sacarlos... era muy obvio...era débil a la propia reacción de las personas, no, era débil a la reacción sentimental de él...

-No tardará en llegar. Debemos recibirlo.

-No es mi deber.- respondió distante.

-Sabes Madara, he visto algo... tal vez la amistad con Izuna fue un lazo muy fuerte, lo hace por respeto supongo.

El Uchiha no respondió, ese beso no fue respetuoso después de todo, fue un deseo que en Tobirama ya maquinaba desde...¿el principio? Tal vez si tenía debilidad por los Uchiha.

-Y por respeto propio a ti. Al menos un saludo.

"Lanzarse a sus brazos y besarlo con pasión, eso ahora será"- pensó Madara.

-Tengo cosas que hacer.

-Vamos, eres un buen amigo mío, de mi clan, y de mi hermano. Lo eres.

El Hokage salió de manera infantil, un conflicto interno se presentó en Madara. Si no era autoritario con sus propios deseos, tenía miedo de verlo a los ojos y que la sangre en ellos le obligará a rendirse ante él, robando sus deseos, tal vez ya lo hacia pesé a no estar presente, así fue como robo a su hermanito; pues Madara siguió a otros tantos mandatarios de Konohagakure, seguramente había hecho historia en esa misión con las otras aldeas...esperaba al menos celebrar de una manera más que cordial con el héroe del momento...pero que pensaba, contrólate Madara.

Y entonces el único shinobi, con su armadura azul y esa piel animal cubriéndole los hombros. Con esas marcas rojas que centraban la atención en los ojos, nariz y labios del dicho héroe. Madara permaneció oculto detrás de otros, extraño por esa actitud suya, extraño por tener miedo...pero siempre pensando en Izuna, sabía que eso iba a funcionarle, muy pronto sería Tobirama quien tendría miedo.

Hashirama lo recibió con un abrazo muy largo, casi en lagrimas, fue correspondido por la bestia fría. Sin embargo, una sonrisa enmarcaba su palidez y sus ojos carmín buscaban entre multitud a alguien ausente, sin embargo esa mata enmarañada de cabellos negros cautivo por un segundo el corazón del Senju.

Recibió felicitaciones, consejos y elogios de muchos, ya en la Torre del Hokage dio detalles a los más allegados. Todos excepto el mencionado héroe no notaron la ausencia de Madara, pregunto varias veces en donde estaba el Uchiha y nadie le dio respuesta. Aun pesé al acto verbal, debía hacer lo correspondiente, los tediosos reportes, Tobirama era un ser de libertad y guerra...alguien ahí se parecía a él, pero, le quedaban bien los reportes eso decía Hashirama en sus regaños por la falta de estos en los expedientes de su hermano menor.

Tocaron la puerta, Tobirama abrió sin mencionar nada y con papeles en mano solo para encontrarse a un Madara hundido entre su propio desorden blanco con tinta, abrumado descansaba sobre ellos y su respiración era más que tranquilizadora. Izuna bufaba en sueños y apenas guardaba silencio en su descanso, en cambio Madara era literalmente un ninja del sueño.

El albino se acercó con cuidado, tenía la enorme deseo de besarlo, Izuna era deseo puro pero Madara era... apenas y se atrevió a quitarle unos cabellos de su pálido rostro, de esas enormes pestañas oscuras que guardaban brillos blancos como la noche eterna. Levemente tocó los labios sonrosados del mayor, que dio un suspiro muy halagador para Tobirama...su Izuna nunca hizo eso, se lanzaba al ataque, le llenaba de una calidez las reacciones tiernas y puras de Madara.

Lo mejor era regresar en otro momento, camino con cuidado al menos dos pasos pero...

-¿Tobirama?- suspiro Madara entre sueños, cabellos cubrieron la risa falsa, claro que sabía que vendría, claro que sabía que trataría de ver su rostro, sabía su deseo por otro beso, sabía que Tobirama iba a caer de bruces en tal escandalo que era muy posible que algún otro llegará de golpe, sabía muy bien como reaccionar al golpe seco y tiro una pila de papeles despertando con suma exasperación solo para toparse entre papeles volando a aquellos ojos sangre tan abiertos y brillantes...claro que sabía que Tobirama también robaría su deseo, haciéndose los tontos en guerra de odio, haciéndose los enamorados, los que no entienden y buscan en rarezas lo que falta, sabían muy bien que uno era el capricho del otro y viceversa pero, al menos, una parte de ellos realmente fantaseaba en la atracción amorosa, cruel e injusta.

-Yo no quería, lo siento.- un torpe, muy torpe Tobirama se levantó solo para resbalar unas cuantas veces y el perturbado Madara que no respondía, aun "tonto" por esa mirada.-Esto es un desastre.- quería que le hablará, era tan incomodo.- Lo siento mucho Madara, solo quería tu ayuda para...

Madara se levantó para...abrazar a Tobirama.

El albino guardo distancia unos segundos, no hizo nada en reacción y eso termino por herir aquel corazón lleno de sentimientos de Madara que se alejo rápidamente. El menor ni se atrevió a desafiarlo con los ojos ni dar un mueca de reproche, quedó ahí como una piedra.

-Me alegra verte.- contestó Madara.- No era mi intención, fue por mi culpa todo esto. Te ayudaré en lo que necesites solo dejame arreglar aquí y...

Ahora fue el turno del Senju, se lanzó a él con un beso pasional, sus labios le abrían paso en extremo, sus dientes chocaron momentáneamente con los del Uchiha, pero fue su profana lengua la que se adentro para tener un choque territorial con la cálida cueva de Madara, quien también dio lucha, casi una danza ritualista entre ambos. Tobirama llevó sus brazos por debajo de los de Madara, y el pelinegro llevo los suyos a los cabellos blancos del contrario, con fuerza hizo que el albino se alejara y dejando un rastro fino de saliva, lo beso con la misma intensidad mientras jalaba esa sedosa y blanca cabellera hacia atrás, mientras sus labios buscaban la yugular palpitante de Tobirama, mientras este gemía en suspiros el acto de pasión. Una lucha de dominantes, eso le agradaba a ambos, pues eran nacidos para la guerra y no para la paz.

Madara entonces se acordó, alguien vendría, se separo del perturbado albino que solo vio su andar para cerrar bien la puerta, respirando intranquilo. Tobirama se vio en la necesidad de tranquilizarlo, se acercó con sigilo a él, llevo sus negros cabellos a un lado y le devolvió los besos en el cuello, pequeñas mordidas y caricias en la misma zona.

Ningunos de los dos habló para entender el acto de deseo que iban a cometer.


COMO UN LADRÓN (TOBIMADA-TOBIIZU)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ