Vistas

548 50 28
                                    

     —¿No tenemos nada más? —preguntó el maestro Windu, apoyándose sobre el borde del mapa estelar en el centro de la cámara de reuniones.

     —Me temo que no —contestó Ki Adi Mundi—. Todo el sistema fue trastocado, no queda ningún tipo de registro. Quienquiera que haya cometido este asesinato, fue muy cuidadoso al asegurarse de eliminar todo de la base de datos.

     —Alguien con acceso al sistema debió de ser —intervino el maestro Yoda, con la mirada perdida entre la circular pantalla azul—. Preocupante, sí, muy preocupante.

     —Y no pudo haber sido Cad Bane, lleva preso desde su intento de robar holocrones —añadió Obi Wan.

     Ahsoka y Dans observaban la conversación desde más atrás, sin mediar palabra, igual de pensativos por lo que había pasado. Mas la togruta estaba enojada con él, claramente, aunque no quisiera decírselo; los chupetones en el cuello de Dans solo significaban una cosa, y eso la enfurecía (por más que se esforzara en aparentarlo).

     —Deberíamos desplegar a los guardias en la zona de los Archivos —señaló Anakin con intensidad, convencido de que así podría dar con el homicida—. Reforzar la seguridad es la mejor opción.

     —¿Alguna sugerencia, ustedes dos? —preguntó Obi Wan, dirigiéndose hacia el par incómodo detrás suyo.

     Dans carraspeó un poco y habló.

     —Si se quiere dar con el asesino... tenemos que averiguar cuál es su perspectiva. Saber cómo piensa e intentar descubrir lo que quiere. Yo no creo que pueda aportar nada más —se rascó la nuca de forma avergonzada.

     —¿Cómo supiste la forma en que el maestro Brun había fallecido? —inquirió el maestro Mundi.

     —Viví gran parte de mi vida entre las selvas, maestro —dijo Dans—. Como cazador sé seguir rastros, había visto algo parecido antes, muchas veces, cuando se cazaba tapires... —las miradas confundidas de los jedi le cantaron el desconocimiento—, es una especie de animal herbívoro mediano. El tipo de heridas coincidía con lo que el jaguar, su depredador natural, les hace a los tapires: primero usa sus garras o dientes para desgarrarle el cuello o alguna zona vital; luego, espera a que esté debilitado para asestarle un golpe y matarlo. Cuando vi el cuerpo del maestro jedi pude notarlo, era el mismo patrón.

     El maestro Windu entrecerró los ojos, viéndolo fijamente, revisando sus palabras.

     —Es bueno contar con esos conocimientos —dijo el maestro Mundi—, mas me temo que este asunto concierne directamente al Consejo.

     —Estoy de acuerdo —continuó Windu, él, al igual que el inspector Tan, no quería que más personas se involucraran—. Gracias por ese aporte, joven Ryder, pero este asunto es todo nuestro. Puedes regresar a tus labores, nosotros nos encargaremos.

     —Está bien, maestro jedi —respondió Dans, volteándose hacia las escaleras que llevaban a la puerta.

     Ahsoka se quedó viéndolo todo el trayecto, Anakin no lo pasó por alto y se volteó hacia ella.

     —¿También quieres el día libre, sabionda? —le preguntó en tono fastidioso, riéndose de ella entre dientes.

     —¿Eh? ¿Yo? Pfff no, maestro. ¿Para qué querría estar igual que ese tonto? —señaló al chico que acababa de salir.

     —Nunca dije nada sobre él —se burló.

     —Ah, m-maestro, es s-solo que...

     —Tómate el día, Ahsoka. Obi Wan y yo estaremos en esto.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora