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     —Me iré mañana temprano —dijo Dans mientras pasaba revista a su cinturón táctico, no quería que le faltara nada. Había pasado poco menos de una hora desde el almuerzo y estaba de regreso en la cabina junto con Lara; ella le había preparado la mayoría de cosas que pudiera necesitar.

     —Lo sé —dijo la twi'lek—, por eso te he hecho esto —sacó un par de brazaletes grises con un sistema de comunicación incorporado en uno de ellos, se parecían al de los jedi, pero iban en juego con la gabardina—. Trabajé mucho en ellos —esbozó una tierna sonrisa—. Y le hice unos cuantos ajustes personales de modo que se te haga más fácil usarlos.

     —Wow —exclamó, recibió el brazalete comunicador y se lo puso en la mano izquierda—, ¿cuánto tiempo te tomó hacer esto? Está increíble.

     Lara rio, posó orgullosa y habló suavemente.

     —Dos semanas —dijo.

     —¿Desde que me fui? —inquirió.

     —Sí, desde que saliste —se acercó para indicarle cómo debía usarlo—. Usa varias frecuencias, podrás oír la mayoría de las comunicaciones dentro de una determinada área con los ajustes. También calibré la frecuencia principal que es la militar y establecí un enlace directo con los comunicadores del general Skywalker y el maestro Obi Wan Kenobi y... —se mostró reacia— también con el de Ahsoka Tano.

     —Ustedes dos se están haciendo amigas, eh —mencionó jugando con fuego.

     —Sí, estamos en eso —le ayudó a ponerse el otro brazalete—. Es muy amable, pero ambas estamos ocupadas en nuestros trabajos. No tenemos mucho tiempo qué compartir juntas.

     —Mientras se lleven bien...

     —Claro que sí —le golpeó ligeramente la cabeza—, no te agobies. —Miró los brazaletes—. Te quedan perfectos.

     Dans levantó los brazos y los movió, no le incomodaban en absoluto y eran livianos, y cuando les dio pequeños toques supo que también eran resistentes.
     Levantó la guardia, apretó los puños y empezó a dar golpes boxeando al aire. Lara se hizo a un costado para darle espacio.

     —Maravilloso —dijo—. Es... es... —una pequeña línea acuosa se formó en sus ojos.

     —Oye, ¿estás bien? ¿Sucede algo? —hicieron contacto visual, no esperaba que Dans se pusiera tan conmovido por algo así. Lo tomó de las manos y buscó calmarlo gentilmente.

     —Es que... no había recibido un regalo en años —se limpió las pequeñas lágrimas y mostró una sonrisa propia de un rostro severo.

     Lara sintió que se le apretujaba el corazón, pero al mismo tiempo se sintió emocionada, feliz; verlo tan agradecido y enternecido le causó una alegría inmensa que no supo describir con palabras, así que solo le rodeó el cuello con los brazos y le dio un beso largo y tendido.
     Al poco rato se separaron por falta de aire.

     —¿Mejor? —preguntó con una risilla mientras le acomodaba la gabardina.

     —Sí... mejor —atinó a decir, Lara lo había agarrado por sorpresa.

     —Me hace feliz oír eso, ahora ve a terminar las últimas cosas que te quedan, ¿si? —le dio la vuelta y empezó a empujarlo hacia la puerta de la cabina—. Yo tengo que terminar de ensamblar el revestimiento de algunos cazas y revisar que un cargamento de servomotores viejos estén nuevos como recién salidos de fábrica. Nos vemos en la noche, a la cena, no llegues tarde o te dejaré de hambre.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IWhere stories live. Discover now