2. ¡Que Hombre!

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Narra: Emma Watson.

- ¡No puedo creerlo Emma! ¿Cómo pudiste hacer que te expulsaran del colegio? - me regaña mi madre caminando hasta la estación de autobús.

-Hablemos de eso en la casa- digo rodando los ojos al notar como las personas de la calle se nos quedan viendo.

A mamá nunca le importa ha er un escándalo frente a las personas.

- ¡Ni creas que te dejaré ir sola a la casa! - dice deteniendo el paso y volteando a verme mientras me señala con el dedo anular.

-Pero no me gusta andar en uniforme...- también me detengo.

- ¡Pero nada! No me arriesgare a que hagas algo y te prohíban subir a los autobuses de la ciudad- se voltea y sigue caminando.

Hay que exagerada.

- ¿Y a dónde vamos? - digo siguiéndola.

-A mi trabajó, tengo una junta importante y no puedo faltar-

Suelo ser algo inquieta y eso no es algo que acepten todas las personas, la mayoría de veces me ven como un problema. Y quizás si lo sea.

Hace unas semanas mamá consiguió empleo en una compañía que según ella es muy famosa, pero yo nunca he escuchado de ella, de hecho, ni siquiera recuerdo su nombre.

Aún no conozco el lugar donde trabaja mamá, asique no me niego, quien sabe quizás saque algo divertido de todo esto.

Apenas llegamos a la parada el autobús se detuvo delante de nosotras, subo detrás de mamá y permanezco callada durante todo el viaje.

Algunas personas me miraban con desaprobación, de seguro es por el piercing que llevo en la oreja.

Simplemente los ignoró, ya estoy acostumbrada a que me miren como si fuese una delincuente. Pero aun así quisiera gritarles: es un piercing no un kilogramo de droga.

El autobús se detuvo 20 minutos después y tuvimos que caminar por la circunvalación hasta llegar a un enorme edificio.

- ¿Aquí trabajas? - digo con la boca entreabierta.

-Sí, vamos- dice y entramos luego de que ella le mostrará su carnet al portero.

La recepción es muy grande y elegante, mamá saluda a las recepcionista que le devuelven el saludo con mucho entusiasmo y sigue caminando, dejándome atrás, la alcanzó cuando llega al final del pasillo y presiona el botón del ascensor.

Entramos al ascensor y ella presiona el botón 7.

-Este lugar es muy grande me gustaría recorrerlo todo- digo mirando los 30 botones que me llevarían a los 30 pisos del edificio.

-Ni siquiera lo pienses- dice mi madre volteando a verme.

-Ahg ¿entonces que haré aquí? - bufo.

- ¡No harás nada! ¡Estas castigada! - dice molesta.

Mamá siempre se enoja muy rápido, aunque confieso que a veces y solo a veces, yo suelo provocarla.

Me cruzo de brazos bufando aún más fuerte.

-Más tardé saldré con Zack- protestó al recordar a mi apuesto novio.

- ¿Qué parte de estas castigada no entendiste? No verás a nadie- dice tomándome del brazo y sacándome del ascensor cuando las puertas se abren.

Entramos a una sala llena de cubículos con sillas y computadoras, cada una estaba siendo utilizada por una persona en específico.

Ella se sienta en uno de ellos y yo me quedo allí mirándola trabajar.

Perversa Obsecion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora