Capítulo 1.

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Kara soltó un pequeño bostezo y se frotó los ojos suavemente, tratando de dispersar el ligero ardor que sentía.

Eran cerca de las 11:30pm, el último tren con destino a Midvale iba a llegar en cualquier momento. Kara había tenido que correr hasta la estación de trenes para no perder el último tren, se había ganado algunas miradas de curiosidad y de reproche al estar corriendo como una desquiciada a aquellas horas de la noche, pero no le importó.

Era tarde y la estación del tren estaba prácticamente vacía, a excepción de un par de hombres que vestían un traje negro y tenían su portafolios bajo brazo; los ojos castaños de uno de los hombres escanearon superficialmente a la chica, acto seguido, una pequeña mueca a modo de burla adornó su desagradable rostro, claramente mofándose de su atuendo.

La blusa azul de Kara y sus jeans estaban llenos de polvo, debido a todos los viejos y desgastados libros que su jefe le había pedido que limpiara y acomodara en el mostrador para su venta, eso sin mencionar que sus converse azules estaban bastante sucios y desgastados, además aquella carrera desde la librería hasta la estación de trenes los había dejado aún más deteriorados.

Kara fulminó al hombre con la mirada, no se iba a dejar intimidar por aquel hombre, nunca se había dejado intimidar por ningún patán. La joven no tuvo mucho tiempo para seguir imaginando que lanzaba al hombre hacia las vías del tren, ya que el tren llegó un par de segundos después.

La única ventaja de viajar en tren a altas horas de la noche era que el vagón estaba prácticamente vacío, así que la rubia podía sentarse en dónde quisiera.

Perdió de vista aquellos hombres de traje, así que supuso que se habían ido a otro vagón, no le tomó más importancia y se sentó en los asientos de la hilera izquierda.

Los orbes azules se posaron en la otra pasajera del vagón, en uno de los últimos asientos había una chica de cabello azabache, vestía unos jeans, un suéter de lana blanco y unos tenis tan blancos como el mismo suéter; pero lo que más captó la atención de la rubia, fueron los preciosos ojos verdes de aquella misteriosa chica, eran como un par de esmeraldas, sus orbes verdes estaban clavados en la ventana, observando toda la ciudad mientras el tren avanzaba, estaba totalmente perdida en sus pensamientos, parecía bastante cabizbaja, quizá perdida.

La rubia no pudo evitar admirarle durante un par de segundos más, era una de las mujeres más hermosas que había visto en su vida, tenía quizá unos veintitrés años, no podía ser mucho más grande que Kara.

Kara podría haber admirado a aquella chica durante toda la eternidad, pero no quería parecer una acosadora o incomodarle, así que abrió su libro "Las crónicas marcianas" y se dispuso a leerlo. A veces los libros que llegaban a la librería tenían pequeños defectos de fábrica, como algunos errores ortográficos o las páginas estaban en desorden; cuando eso pasaba J'onn, el dueño de la librería, dejaba que los empleados se quedasen con aquellos libros defectuosos, lo cual hacía a Kara enormemente feliz.

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La mente de Lena divagaba de un lado a otro, mientras el metro avanzaba, sus ojos observaban con atención la ciudad, era una vista hermosa, a aquellas horas de la noche la ciudad parecía bastante tranquila y el cielo estrellado se mostraba en toda su plenitud.

Había perdido la noción del tiempo, no sabía cuánto tiempo llevaba sentada en aquel incómodo y sucio asiento de plástico color grisáceo.

Debería de estar asustada, era cerca de la media noche y no tenía idea de como regresar a casa, sin embargo, Lena no tenía miedo ni se sentía perdida, simplemente quería quedarse ahí por siempre, la vida se veía mucho más sencilla desde aquel incómodo y grisáceo asiento.

Shooting Star - SupercorpTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang