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De nuevo una llantina me encontraba más débil, horrible, pero era un alivio sentir sus cálidas manos, las cuales agarraron mi pelo hacia atrás y dejo un beso en mi cuello, ¿cómo se podía ser tan perfecto? Ni siquiera lo había oído entrar.

-¿He llegado tarde? -pregunto mientras sus besos seguían bajando ya por el hombro.

-Solo un poco... -conteste tranquilizándome a mí misma.

-¿Te has hecho daño al caer? -.

Aquello me confirmó que las caídas y vómitos iban a ser normales por una temporada, por un lado me alegró saberlo, por otro, no me gustaría que fuese así.

-He rebotado con mi trasero -contesté después de unos segundos, girándome lentamente pasando mi mano por la boca y coincidiendo con su mirada, él rió sin vergüenza y yo no pude resistirme.

-Has recuperado tu sentido del humor, es un progreso -.

-¿Te he dicho alguna vez que hablas como psicólogo? -dije yo cuando me ayudaba a levantar y tiraba de la cadena del inodoro.

-Sí, siempre que estás embarazada -.

Arrugue la cara al sentir de nuevo esa molestia en el estómago, e inconscientemente llevé mi mano hasta el y a los pocos segundos sentí, ya que cerré los ojos con fuerza, la mano de Hero sobre la mía.

-Tengo hambre -dije como si no manejara lo que por mi boca salía, Hero sonrió.

-Te dejare para que te laves y mientras yo hago el desayuno ¿ok? -.

Yo solo asentí sonriendo. Cuando él desapareció de mi vista, me miré en el espejo del baño, mi rostro seguía pálido pero mis labios rojos habían vuelto a la normalidad, al margen de mi aspecto, es como si me volviera a sentir débil y por unos segundos, cuando Hero seguía a mi lado, me sentí poderosa, así que me enjuagué la boca rápido y baje en su busca, no quería estar lejos de él, era lo único que me alegraba ver en aquel sueño, o en mi caso pesadilla.

De puntillas recorrí la parte de abajo de la casa hasta que logré llegar a la cocina, respiré hondo y entré mirando todo alucinada, pero a la vez dando a mostrar como que estar allí me parecía normal.

-Que rápida -comentó él mientras se giraba con las tostadas y la mermelada, estaba de nuevo sin camisa y con esos vaqueros tan apretados que me lo imaginé con aquella mermelada de frambuesa untada por todo su torso, sorprendida por lo lejos que llegaban mis pensamientos, arrugué la cara y unida al escalofrío que me recorría, desvié la mirada y me senté frente a él-. ¿Quieres? -preguntó sonriendo, untando la mermelada sobre la tostada, la boca se me hizo agua cuando uno de sus dedos robo la mermelada sobrante de la tostada y se la metió a la boca.

-S-si... no, no -dije moviendo la la cabeza de un lado para otro, para evitar mis pervertidos y alocados pensamientos.

-¿No? -dijo de nuevo provocándome, pero logré mantener el control y agarre el otro cuchillo.

-Ya unto yo la mermelada en ti -dije colocando mermelada sobre la tostada, comí un bocado aún sin darme cuenta de lo que había dicho, hasta que lo vi sonriendo pícaramente sin parpadear.- ¿Qué? -pregunté nerviosa.

-Espero que untes mermelada en mí, como dijiste -luego se mordió el labio al mismo tiempo que mi cara enrojeció por completo y la cara se me caía de vergüenza ¿lo había dicho en voz alta?.- tranquila, puedes imaginarme desnudo cuando quieras, pero también puedes hacerlo realidad, soy tu marido ¿no? -.

¡¡Oh Dios mío!! ¿Desnudo? ¿Desnudo? ¿Pero para que lo dice? Ahora mis pensamientos serán más perversos que nunca. Desnudo, mermelada, sabor... ¡¡¡Oh!!! ¡Para ya, solo tengo dieciséis años y estoy penando en devorarlo allí mismo con mermelada y todo!

Cuidado con lo que deseas || Hero Fiennes TiffinWhere stories live. Discover now