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-¿Se te quito el frío tan rápido? -dijo con esa voz tan perfecta, pude sentir que sonrió y yo solo asentí hundida en su pecho, sus manos estaban en mi espalda abrazándome como si me protegiera de los monstruos del armario, como recordaba con mi padre las noches de lluvia y truenos, pero lo que vino luego no me recordaba a él, ya que sus manos tomaron camino de nuevo y tras pasar por mi cintura comenzaron a subir, recostándome sobre la mesa de madera de nuevo, otra vez mi cuerpo me jugaba una mala pasada y comencé a temblar.

-Tranquila... -susurró en mi oído y luego lo mordió dejándome algo atontada, su tono y voz eran suaves y angelicales, a pesar de la edad que allí tendría que tener, que me enternecen el alma.

Cuando comenzó a acariciar mis pechos, mi cuerpo se tensó e irguió, pero poco a poco fui dejando que el placer me poseyera y dejé caer mi espalda sobre la fría mesa.

Las manos de Hero cogieron rápidamente otro rumbo y sus labios abandonaron los míos, aprovechando que le costaba desabrochar mi pantalón corto, comenzó a bajar sus besos por mi garganta acercándose a mis pechos, pero yo ya no era la niña de 16 años, o al menos no pensaba como ella, quizás si era un sueño, ¿que más da lo que hiciera, si cuando despertara solo sería un sueño de una niña de 16 años con hormonas agitadas?

Al contacto de sus labios con mis delicados pechos, eché la cabeza hacia atrás gimiendo locamente agarrando la cabeza para que no se detuviera, era como si se tratase de un vampiro que tuviese sed, como si una especie de frenesí recorriera mi cuerpo entero junto con mi sangre, pero mis instintos se liberaron cuando sentí el clip del botón de mi pantalón soltarse y él comenzaba a bajarlos, entonces giré y con mis pies yo misma deje que cayera fuera de la mesa.

-Estás más animada ¿no mi amor? -dijo besando mi mejilla, casi no más que rozándola, yo asentí en silencio.

Deje caer mi cuerpo sobre el de él, notando sorprendentemente su miembro cobrando vida, y por el contacto, Hero gimió cerrando los ojos con fuerza.

-¡¡Dios!! -grito él colocando las manos en mi cadera, me había olvidado de ese detalle.

¿Y que esperabas? Me pregunté a mi misma.

-Yo no te provoco tanto como tú a mí -me reprocho, ¿qué pensaría si le dijese qué tal vez me había olvidado, que como todo hombre tendría su cosa? Me ruboricé y sonreí a la vez que pensaba en nada más su cara.

-Lo siento -.

-Claro que lo vas a sentir -dijo él poniéndose sobre mí nuevamente, provocando que el rojo de mi cara aumentara.

-¡¡¡Ya estamos aquí!!! -grito alguien desde la sala, solo una habitación más allá. Hero y yo nos miramos pasmados.

-Mierda, mi madre venía a comer -.

-¿Qué? ¿Cómo...? Mejor ni lo digas -¿cómo se le había olvidado que su madre venía a visitarnos? Quise preguntar, pero sería estupido ya que yo misma había perdido la noción del tiempo con sus caricias.

Él se separó de mí y yo me coloqué sobre la mesa, de nuevo se acercó a mí y me robo un beso.

-Vístete rápido -dijo dejando en mis pies, mis prendas.- te amo, no lo olvides -.

-Yo también -dije cuando él caminaba hacia la puerta de espaldas, de pronto al oírme se detuvo y me miró, yo solo sonreí.

-Voy a entretener a tu querida suegra -.

-Que amor por tu madre -.

Cuidado con lo que deseas || Hero Fiennes TiffinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora