Capítulo 39: La noche de la persecución.

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39.
LA NOCHE DE LA PERSECUCIÓN

Para mala suerte de la joven Melanie, esa noche no pudo matar a nadie; sin embargo, se había divertido derrotando al trío que los había atacado a ella y sus hermanos sin razón. Aún no lograba entender cómo los habían encontrado, la única respuesta parecía ser que hubieran sido enviados por la Comisión. Su parte favorita había sido cuando ella y Diego tomaron a uno de ellos por el cuello y lo lanzaron por la ventana, estrellando su cabeza en el cristal para romperlo. Por su parte, Cinco no necesitaba mucha ayuda; él, Melanie, y todos sabían que era claramente el más astuto de los hermanos. No por nada ocupaba el primer puesto en la lista de Reginald.

Aún así, los hermanos todavía no se habían librado de las complicaciones de aquel 3 de Octubre. A Número Dos se le había olvidado un detalle importante: su querida Lila estaba abajo, sin razón evidente. De haberlo sabido, Cinco podía haber prevenido lo que estaba a punto de pasar.

Diego aún se estaba recuperando de la adrenalina y Melanie se aseguraba de que Cinco estuviera completamente bien cuando la tercera hija de la Encargada se adentró ágil y sigilosamente en el pasillo. Atacó a la que ella creía que era la más débil de los tres: Melanie. La tomó por la espalda y posó su brazo izquierdo sobre el cuello de la mencionada, ejerciendo la mayor presión que su fuerza de niña de dieciséis le permitía. Con su pierna derecha, pateó la cadera de Número Cinco para alejarlo.

—Apuesto a que me extrañaste, Mel — le susurró en el oído.
—Lila... — musitó Diego. Los ojos aún le brillaban cuando la miraba. Cinco lo notó.
—¿Sabías que estaba aquí? — reclamó el pelinegro a su embobado hermano.

Diego no dijo nada, ni siquiera apartó la vista de Lila.

La morena hizo un movimiento rápido para sacar su navaja del bolsillo y posarla sobre la mejilla de Melanie. Ella jadeó por la presión ejercida en su cuello y miró el arma con atención: no tenía filo.

—Voy a retroceder con tu novia y no harás ningún movimiento a menos que quieras que le corte la garganta — dijo Lila en un tono amenazador mirando a Cinco.
—Primero — contestó él —, no es mi novia — susurró con una sonrisa sarcástica, acercándose lentamente. Melanie disfrutaba del espectáculo mientras sonreía ligeramente. — Y segundo, olvidas quién tiene ventaja de tiempo y espacio.

Antes de que alguien pudiera hacer cualquier movimiento, Cinco se las arregló para hacer un pequeño salto espacial más, quedando detrás de Lila (no entendía por qué, pero los saltos le estaban causando problemas, más de los normales). Una vez detrás, la pateó en la espalda y ella gritó y maldijo, pero soltó a Melanie por un segundo que bastó para que la joven se arrastrara fuera de su alcance.

De rodillas, Lila se dejó caer y volteó su cuerpo para mirar a Cinco con hostilidad.

—Si te vuelvo a ver... — advirtió Cinco pateando el arma de Lila para alejarla de ella — te mataré.

Lila le sonrió y puso los ojos en blanco. Eran casi igual de orgullosos.

Melanie corrió hasta llegar al lado de su compañero y le dedicó una de sus características carcajadas a Lila. Hasta ese momento, Diego no se había movido.

—¿Qué? ¿Quieres quedarte a conversar? Muévete, idiota — le ordenó Cinco.
—Váyanse — contestó el moreno mirando a Lila.
—¿Disculpa?
—¿Te estás pasando al lado oscuro? — chilló Melanie fingiendo un puchero.
—Váyanse — gritó Número Dos. Se escuchó un disparo y entonces la pareja reaccionó. Aquella navaja sin filo no era la única arma que portaba Lila.

𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐊𝐄𝐑𝐘 ; 𝘕𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘍𝘪𝘷𝘦Where stories live. Discover now