Capítulo 12: Almuerzo familiar.

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12.
ALMUERZO FAMILIAR

Los chicos reaccionaron y se levantaron rápidamente, casi de una forma robótica. Encaminados al comedor, los jóvenes lucían expresiones de confusión y terror, cada uno de ellos pensando en lo que acababan de ver y en alguna que otra forma de averiguar cómo detenerlo.

Melanie, sin saber qué más hacer, los siguió. Ellos iban en una fila, sin orden específico pero caminando con coordinación.

En el marco de la entrada al comedor, Grace se postraba de pie con una campana en la mano. Cuando todos llegaron comenzaron a tomar asiento. Melanie se quedó inmóvil, muy incómoda, mirando a Grace.

—Puedes sentarte ahí, cariño — dijo Grace señalando en puesto del señor Hargreeves.
—¿Qué hay de papá? — preguntó Ben.
—No comerá con nosotros hoy — respondió Grace.
—Si, ni yo — dijo Melanie, dándose la vuelta para irse.

Impidiéndole el paso estaba Pogo, que le sonrió brevemente y le pidió que volviera al comedor.

Estoy atrapada, pensó Melanie mientras se sentaba en el puesto de Reginald y miraba su plato.

—Así que, ¿cómo estuvo su misión? — dijo Grace, sintiéndose libre de hablar ya que el viejo no estaba.
—¿Papá no te lo dijo? — cuestionó Luther
—¿Decirme qué?

Todos se miraron entre sí.

—Creí que ella y papá habían visto la visión de Melanie — dijo Diego mirando a la mencionada.
—Ni siquiera me miren, no tengo idea de lo qué pasó ahí — dijo Melanie sin levantar la vista del plato mientras comía.

Cinco se la quedó mirando un rato antes de decidir hablar.

—El Apocalipsis, mamá — dijo
—¡Cinco! — reprendió Alisson
—¿Qué quieres, Alisson?
—No deberías hablarles así — intervino Luther.
—¿Todo en esta casa son discusiones? — habló Melanie. Todos se callaron y ella les sonrió —. Terminé.
—¿Tan pronto, señorita? — dijo Pogo acercándose.
—Si, ahora, por favor — musitó Melanie —, solo quiero ver a Agnes. Volveré a la hora, ¿de acuerdo?
—Reginald dijo que todos deben estar aquí a las 6:45 — aclaró Grace.
—Que alguien te acompañe — dijo Pogo.
—Como sea — espetó Número Cero mientras caminaba hacia la puerta.

Los jóvenes se miraron esperando que alguien se ofreciera a ir.

—Ni lo piensen, yo no cuidaré de la loca — dijo Klaus.
—Ni siquiera te habíamos considerado, Klaus — contestó Ben.
—Que vaya Cinco — dijo Vanya.
—Yo fui la vez anterior — sonrió Cinco —. Te toca — dijo mirando a Diego.
—¿Acaso quieres que nos matemos el uno al otro? — espetó Número Dos.
—Sería divertido — se burló Cinco.
—Se les acaba el tiempo, Melanie ya debe estar saliendo — dijo Alisson, sonriendo.
—Yo no iré — dijo Luther.

Cinco levantó la mirada a sus hermanos y resopló.

—Son todos unos inútiles — dijo mientras se levantaba para ir detrás de Melanie una vez más.

Agnes amasaba la mezcla para donas con nerviosismo. Confiaba en Grace, pero no sabía qué estaría pasando Melanie, o dónde.

Después de limpiar el desastre del pastel, la anciana había vuelto a poner el cartel de "abierto" y la cafetería se había llenado un poco. Y antes de que Agnes metiera la masa al horno, un cliente se sentó en la barra.

Un hombre muy alto, robusto, con ojos tiernos y barba castaña. Se le veía nervioso, incluso triste. Agnes dejó la masa y salió de la cocina para pedir su orden.

𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐊𝐄𝐑𝐘 ; 𝘕𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘍𝘪𝘷𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora