XXXV

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*POV NARRADORA*

Los taxis les dejaron en la entrada de la villa abandonada donde la mansión se situaba, por lo tanto tuvieron que ir andando hacia su destino final. 

Moroha, Futa y Raita iban felices, como si de un parque de atracciones se tratase y Panaberto Pecopon iba detrás de su amada aun avergonzado por el disfraz, intentando taparse estirando la minifalda, pero tampoco le servía de mucho al ser tan pequeña. 

Towa y Setsuna iban andando tranquilas, charlando como si estuviesen paseando por un centro comercial. 

Sin embargo, el caso de los chicos era sumamente diferente. 

Nanasuke y Rokuta no escondían el pavor que les causaban las calles abandonadas, y cada crujido o cada graznido de pájaro que escuchaban les hacían saltar del susto. Mientras andaban por esas calles repletas de niebla el ulular de un búho se hizo presente en el ambiente provocando un eco. 

Ambas bailarinas no pudieron evitar esconder los sonoros y agudos gritos que salieron de sus gargantas, como tampoco dudaron en ir corriendo hacia Hisui y Riku que andaban justo detrás de las gemelas. 

Riku no estaba tenso ni por la casa encantada a la que iban, ni por la villa que parecía estar embrujada. Ese estado de pavor y alerta que tenia era debido a lo que había pasado nada mas bajar de los taxis. 

El estaba hablando con su querida Hime-sama mientras intentaba acercarse a ella, cuando vio como la delegada salía con ayuda de Hisui del auto. 

Ahí empezó el primer fenómeno paranormal y perturbador, según Riku. 

Setsuna tenia una sonrisa en su rostro, y su tono de voz era diferente, como mas suave. Eso le causo verdadero terror por lo que comenzó a temblar. Pero el verdadero miedo vino cuando esta se dio cuenta de que Riku la miraban. 

Jamás olvidaría esa mirada. 

Todos iban a reunirse para hablar de que ruta seguir así que Riku quería aprovechar para ponerse a salvo, pero no lo logro. En cuanto Towa y Hisui estuvieron lo suficientemente lejos, sintió como algo tiraba del cuello del disfraz. 

Lentamente giro la cabeza para encontrarse con eso ojos ansiosos por abrirle en canal.

-Riku... ¿Has echo algo por lo que te podría matar?- Le pregunto Setsuna con un tono de voz que le había echo estremecerse.

-Moroha no me dejado.- Le confeso con temor recordando todas las veces en el viaje que había intentado acercarse a Towa y como Moroha se lo había impedido. Fue un viaje largo para Riku.

-No se si en esa casa realmente ahí un fantasma.... pero.- Setsuna se acerco a su oído clavándole aun mas esa mirada tan intensa con ansias de matar. -Si te atreves a hacerle algo a Towa, hare que tu seas el fantasma de esa casa... ¿Lo entiendes?- Declaro amenazándolo de muerte.

Riku estaba tan asustado que tan solo pudo asentir con la cabeza mientras su cuerpo no dejaba de temblar.

Desde entonces Riku iba con la idea en la mente de que cualquier segundo que pasaba podía ser el ultimo para el.

Por otra parte, Hisui iba junto al de ojos verdosos. Ambos hablaban cordialmente, lo que hacia que Riku se olvidara del peligro que su vida corría. Aun que para recordárselo ya estaban las miradas que de vez en cuando le dedicaba Setsuna. 

Hisui odiaba todo lo que tuviese que ver con el terror, y si había aceptado venir es por que era la primera vez que un grupo de amigos le había dicho de hacer un plan junto a el y eso le había alegrado tanto que no dudo en aceptar. 

Ahora un pequeña parte de el se arrepentía. 

El había sido influenciado por su hermana Gyokuto, cuando era mas pequeño, ella le leía libros de aventuras repletas de amoríos, y veían juntos películas románticas. En cambio Kin'u le gustaba todo lo que tuviese sangre y cabezas separadas de los cuerpos, cosa que Hisui le desagradable hasta el punto de llegar a vaciar el contenido de su estomago. De echo lo único que le agradecía a Kin'u es que le hubiese enseñado a pintar y dibujar. 

Pero sin duda, de las dos hermanas, con la que mas gustos compartía era con Gyokuto. La hermana favorita tanto por el como por Kin'u.

El chico que aun mantenía su chistera a la altura de su pelvis le atemorizaba el ambiente que se respiraba. 

Por suerte para el, delante caminando iba su amada. 

Con sus dos coletas altas que dejaban caer su cabello encima de la capa que Hisui le había dejado. Gracias a Kami-sama, esta capa tan solo le llegaba por la mitad de la espalda, dejando ver el hermoso movimiento de sus nalgas al dar cada paso. 

La batalla contra la sangre de su nariz estaba apunto de empezar, pero fue interrumpida por el gigantesco edificio que se levantaba en frente de ellos.

Habían llegado a la mansión abandonada.

Habían llegado a la mansión abandonada

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PD: Si veis que últimamente es que actualizo unas horas mas tarde, no os asustéis, es normal. Lo que pasa es que me disloque el hombro y estaré unos días en el hospital para aprovechar y hacerme unas cuantas pruebas también, y el wifi funciona mejor a esas horas xd. Prometo que seguiré actualizando.

Hasta aquí mi reporte Joaquín.

Mariposas en el ViolínWhere stories live. Discover now