-1-

744 56 10
                                    

Narra Johnny

Conocí a Rodrigo en una fiesta, cuando ambos teníamos 25 años. Podría decir que fue uno de esos amores a primera vista. Lo mejor es que fue mutuo. Y al par de meses de salir; empezamos a vivir juntos, el tener metas y gustos bastantes parecidos, nos facilitó todo para llevar la vida relajada que siempre desee.

Y ahora, 7 años después. Estoy consciente que he encontrado al amor de mi vida, y a la persona con quien planeo pasar el resto de mis días, sin duda una relación con un gran futuro.

Prepare una cena de sueños, perfecta para dar por fin ese gran paso que llevo planeando durante meses.

Justo antes del postre, saqué de mi bolsillo un pequeño muñeco de barro (una Matrioska) Lo puse sobre la mesa.

-Sorpresa- dije en voz baja, luego lo deslicé hasta él.

Sonrió ampliamente.

- ¿Qué es esto? - Lo tomo.

-Es una Matrioska, representa la familia, grande y unida.

Su sonrisa cayó, pero la retomó enseguida.

Comenzó a abrirla; había otra igual dentro, más pequeña, y otra dentro de la otra. Cuatro en total.

Antes de abrir la última, la agito y escucho que había algo dentro.

Efectivamente. Se encontró con un anillo.

Evidentemente acepto. Y yo estaba demasiado feliz en ese momento como para notar la duda en su repuesta.

Pobre ingenuo Johnny.

[.]

Dos semanas habían pasado. Nunca sabes que se oculta detrás de una decisión.

Esa tarde llegue témpano de trabajar, me apetecía pasar más tiempo con Rodrigo organizando las cosas de la boda.

Abrí la puerta.

-Hola cariño- dije poniendo mis llaves en un mueble de la entrada.

Todo estaba bastante tranquilo ahí (más de lo normal) Busque por toda la casa. No había rastros de él.

Fue hasta la segunda vez que pase por el comedor que note lo que había sobre la mesa. La Matrioska, y junto a ella; una carta la cual hablaba de no estar listo para algo tan serio. Como si vivir siete años con una persona no fuera algo serio.

Corrí al cuarto, más específicamente al armario, y vi que no había nada de sus pertenencias ahí, realmente estaba pasando. Me había abandonado.

Ojalá fuera de las personas que tiraba o golpeaba cosas para liberar sus emociones, pero ese no soy yo.

Me dediqué a culparme, si no le hubiera pedido matrimonio, no se habría ido.

Y así pasaron dos meses, en los cuales idiotamente esperaba que volviera y retomáramos las cosas.

Dos meses en los que no se me ocurría ninguna idea para la agencia publicitaria en la que trabajaba.

Ni siquiera era capaz aún de aceptar que me había abandonado. Menos para aceptarlo ante alguien más, en voz alta.

Una vez a la semana me reunía con mis dos mejores amigos en un restaurante. Bobby y Tommy. Los cuales estaban felizmente casados y asistían con sus esposas. Bobby incluso ya era padre.

Inventaba justificaciones estúpidas sobre por qué Rodrigo no me había estado acompañando los últimos dos meses.

Les confesé a mis amigos que era gay a los 15 años, lo tomaron excelente, me apoyaron mucho en aquel entonces. Y ni con todo eso, era capaz de contarles lo que me estaba sucediendo actualmente.

Perdona... si te llamo amor - LawRusso [Adaptación]Where stories live. Discover now