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-Pudiste haber dicho que no en el momento.

-Solo...lo siento.

-No, no lo sientes por mi. Lo sientes por ti, por tener que dejar mi maldito culo. Sientes pena por ti misma y eso, eso hace que a los demás les des pena.

La chica se le quedó mirando.

-Gardenias- dijo en un susurro mirando el suelo.

-¿Qué?

-Gardenias- levantó la vista hacia él- las gardenias son...-tiró un golpe al pecho de Al- mis malditas flores preferidas...- otros más impactaron al chico, ella sacaba más ánimo conforme decía las palabras- ¡NO LAS ROSAS!

Al seguía recibiendo los golpes. La sostuvo cariñosamente hasta detenerla.

Asintió un poco. -Amor.

-No...

Cabezeó asintiendo mas veces, sonriendo. -Amor. Si ¿Quién demonios lo diría?

Ella quiso seguir hablando. Pero Al, después de 4 meses y varias peleas, sabía que ése era el momento en el que podía desahogarse y quererla.

Se aclaró la garganta mientras ella terminaba de calmarse.

-Me enamoré de ésta perra egoísta- Al se carcajeó repetidamente mostrándole sus dientes y rozando delicadamente la histeria.

Al siempre había sido tachado y clasificado de distintas maneras. En el jardín de infancia fué conocido como "el niño que no se come los mocos"; en la escuela elemental fué tachado como el niño que decía " claro maestra" ó "claro, querido compañero"; pero lo peor fué en la escuela media. No solo fué tachado como el "inadaptado Al" o la "bola de mugre Al" (por ser afroamericano), también era "el esclavo". No le molestaba. Todos eran idiotas.

Todos excepto ella.

-Bien, creo que me estas botando- reflexionó Al.

-¡No te estoy dejando!

-¡Entonces al carajo todo!

-¡Al carajo yo!- dijo ella con lagrimas en los ojos.

Empezó a retroceder, queriendo escapar, pero Al no la dejó.

-¡Pensé que no me estabas dejando!

-¡Y no lo hago!- tragó difícilmente e hizo algo muy contrario a lo que Al esperaba de ella.

Lo besó.

Dios.

¿Acaso Al estaba...?

La saliva de ella lo sorprendió.

Si. Definitivamente él la estaba besando.

Y vaya que ella sabía besar. Al tardó varios segundo en darse cuenta que sus propias manos arrivaban al trasero de ella.

Ambas bocas saladas. Ambas lenguas con miedo al rechazo.

Ella oprimió su mano en la nuca de él.

Por dios bendito, necesitaba mas de él.

«¿Necesitará él de mi lo mismo que yo lo necesito a él?» se preguntó la muchacha en medio del apasionado beso.

«¿La quiero o la necesito?» se preguntó Al mientras besaba al amor de su vida, o a la necesidad de su vida.

No tardaron tanto ni llegaron a mucho.

Exactamente a las 3:43 am Al se tiraba a su cama con un silencio de mierda y una necesidad tan poderosa como la que ella experimentaba.

Ambos se amaban.

" " " necesitaban.

" " " odiaban.

Las lágrimas de Al.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora