Labios sabor miel (Cata x Betty)

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Se sentía destrozada. Las duras palabras que le había dedicado la accionista Marcela Valencia habían calado profundo en ella. Había sobajado todo su trabajo,sus desvelos,sus dolencias. Volvió todo mínimo con las simples palabras "usted es una empleada".

Pronto sus mejillas comenzaron a impregnarse por el salino líquido que brotaba de sus lagrimales,una tras otra. En ese momento y sin pensarlo entró su ángel. O al menos así la consideraba ella.

Desde el primer momento,la pelinegra se sintió atraída hacia Catalina. Era la primera persona que la trataba como su igual y con respeto. A pesar de que había visto todo lo sucedido con Armando,no la juzgó.

Encontró en ella un sentimiento nuevo que no sabría definir.Catalina era alguien que la valoraba y admiraba por la persona que era,que no se permitía que las apariencias nublaran su juicio. Su sola presencia transmitía paz,confianza.

Betty cada vez se sentía más embelesada por la rubia. Ante sus ojos,era la mejor persona que había conocido. Y llegó apenas en un momento justo.

Catalina iba en dirección a presidencia tratando de localizar a Armando. Se topó con Marcela,la cuál salió hecha una furia de presidencia,tanto así,que ni siquiera se percató de la presencia de la rubia.

"¿Y ahora qué hiciste, Mendoza?" Se dijo a sí misma,pero no le dió mayor importancia debido a que le era urgente encontrar a Armando.

Al entrar a presidencia,se halló con la sorpresa de que él tampoco estaba ahí,así que se encaminó hacia él hueco para preguntarle a la pelinegra que allí se encontraba si sabía su paradero.

Rápidamente se dirigió a la pequeña oficina (si es que podía llamarle así) y se encontró con su Betty de espaldas a la entrada,hecha un mar de lágrimas.

De esto se percató cuando al preguntarle por el presidente de la empresa,respondió una Beatriz con la voz entrecortada y la respiración agitada,tratando de contener el llanto que amenazaba con nublar nuevamente su visión.

Por un momento, la rubia sintió una rabia incontenible. Todos en esa empresa trataban a esa pobre muchacha como si fuera menos por su apariencia. No se permitían conocerla y maravillarse sus capacidades,con su forma de ser,con el precioso ser humano que era. Esto llenaba de impotencia a Catalina,la cual no comprendía el clasismo y odio que se le profesaba a esa tímida muchacha.

—¿Ahora que le pasó Betty?.— Dijo Catalina en un tono de hastío. Pero no porque su pequeña estuviera en esas condiciones,simplemente estaba harta porque estaba segura que Marcela Valencia tendría algo que ver con lo que le estaba pasando.

—No quiero hablar de eso doña Catalina,por favor.— Respondió nuevamente la pelinegra al borde del llanto. No quería permitir que una persona tan bondadosa como Catalina se viera envuelta en sus problemas. Y mucho menos quería que por su culpa se fracturara su amistad con los Mendoza y con los Valencia.

—Está bien Betty,no vamos a hablar de nada que usted no quiera.— Dijo Catalina de manera más calmada,pero en un tono de evidente preocupación.En ese momento recordó algo que estaba segura mejoraría el humor de la pelinegra.— Solo una última pregunta Betty ¿Que pensó del viaje?—

La respuesta que recibió le rompió el corazón. En ese momento Betty se dió la vuelta y Catalina pudo notar como su pequeña cara estaba hinchada y roja por el llanto, como sus lentes estaban empañados por lágrimas y su semblante se veía tan frágil y derrotado.

Catalina sólo pudo sentir como la pelinegra se abalanzó a sus brazos,rodeándola fuertemente mientras permitía que el llanto la invadiera nuevamente.

One Shots YSBLFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora