Carmín (Marcela x Patricia)

1.1K 59 54
                                    

🍒

Cada día soportaba menos aquel suplicio al que su amiga se sometía y al que obligaba a ella misma. Estaba harta de verla llorar por un hombre que no la merecía y por el que sin embargo Marcela Valencia había perdido cualquier rastro de dignidad.

La rubia no entendía el porque su pelinegra amiga se aferraba a aquel hombre aún cuando esté siempre le demostraba su clara falta de sentimientos hacia "su prometida", si es que podía llamarle así.

Le dolía ver los maltratos que Armando Mendoza le propiciaba,los desplantes,los enfrentamientos. Odiaba ver a su amiga sufrir por aquel estúpido.

Al inicio,creyó que ese amargo sentimiento provenía del cariño propio de una amistad y la preocupación de la misma. Sin embargo,con el paso del tiempo,cada vez la embargaban sentimientos más agrios con respecto al prometido de su amiga.

Comenzó a nacer un odio e ira irremediable en la rubia. No soportaba que cada noche que llegaba a acompañar a su mejor amiga,se la pasara llorando,con una mirada de tristeza y una evidente decepción en sus palabras. Acompañaba a Marcela en su desesperación por los constantes engaños de su novio. Se trasnochaba con ella mientras le ofrecía sus brazos en un cálido y reconfortante abrazo y le entregaba sus más dulces palabras de afecto.

Sin saberlo,estaba comenzando a nacer en ella un sentimiento que no había experimentado jamás. Patricia buscaba acompañar a su amiga siempre,le gustaba ser su consuelo y cuando se abrazaban, miles de sensaciones erizaban su piel y encendian su corazón. Una simple sonrisa de la ejecutiva podía hacer que el día de la rubia mejorara. De un momento a otro,ésta última se veía absorta admirando por mucho tiempo la elegancia,clase y belleza que identificaban a Marcela Valencia. Los desvelos e insomnios de Patricia le pertenecían a la ejecutiva,su mente siempre revocaba cualquier otro pensamiento que no se viera relacionado con la pelinegra.

Patricia se veía perdida en aquellas bellas esmeraldas verdes que adornaban la cara de la ejecutiva,haciendo un notable contraste con el tono canela de su piel y con esa preciosa melena negra. Parecía que cada parte de ella embonaba perfectamente en su cara,sus finos rasgos eran un exquisitez,puesto que permitían realzar el cuerpo tan bien proporcionado que denotaba la ejecutiva.

Por otra parte, Patricia adoraba ver a Marcela sonreír,su sonrisa podía iluminar toda una habitación con ese brillo tan precioso que la caracterizaba y los pequeños hoyuelos que se le formaban en cada mejilla le daban un toque de ternura indescriptible. Sabía que desde la muerte de sus padres,se había convertido en una mujer fría que trataba de demostrar una máscara de altivez y orgullo para proteger la pequeña,lastimada e inocente niña que habitaba en su interior.

La ejecutiva se había negado a sí misma reír de manera honesta con las personas de su círculo,a excepción de con su amiga incondicional. Solo con ella se sentía en paz,podía ser ella misma sin miedo a ser juzgada. En Patricia encontró un hombro amigo,que siempre le brindaba el apoyo que necesitaba en sus peores momentos.

Esa noche,como muchas otras, Patricia había acompañado a Marcela a su apartamento. Ese día Armando la había gritado y humillado enfrente de los empleados una vez más,estaba segura de que le cancelaría el matrimonio allí mismo. Sin embargo no sucedió,pero el resultado fue una Marcela iracunda y lastimada que deseaba que la tierra se la tragase.

Patricia presenció todo esto y sintió unas ganas irremediables de partirle la cara a Armando. Sabía que su amiga no merecía tales desplantes,pues a pesar de sus reclamos ella amaba a Armando. Aunque en su pecho se instaba una constante punzada de ¿Dolor? ¿Celos?,no sabría bien como llamarlo, cuando pensaba en que pronto su amiga se casaría con aquel infame hombre,no podía hacer nada menos que sentir inmensas ganas de llorar ante la impotencia que la embargaba.

One Shots YSBLFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora